TRAMO SEÑALIZADO. Entrevista a José María Atienza: Nueva Mención de Honor "Rosa Chacel"


TRAMO SEÑALIZADO. CONVERSACIONES CON PERSONAS APASIONADAS CON SU OFICIO 





José María Atienza y Miguel Asensio sentados con la escultura en homenaje a Rosa Chacel, en la plaza del Poniente, en Valladolid 


         José María Atienza:

"La Literatura tiene la responsabilidad de transformar el mundo"

  


                                 Por Jorge Alonso Curiel

El pasado 21 de marzo, el escritor palentino afincado en Valladolid José María Atienza (1977) recogió en la vallisoletana Plaza del Poniente, en la escultura que homenajea a Rosa Chacel, y de manos de Miguel Asensio (creador y director de la Asociación Cultural Eclipse), la Mención de Honor 'Rosa Chacel' que reconoce la trayectoria narrativa de escritores vallisoletanos o vinculados con la ciudad. Su ópera prima Un Lugar llamado Adda ha sorprendido tanto a la Crítica como a los lectores, y por ello le ha valido este reconocimiento. Este enamorado de la literatura, y también de los viajes, nos atiende desde Nueva Delhi, embarcado en una nueva aventura. Cosmopolita, pero también amante de su tierra, Atienza es una persona cercana, amable y humanista (a pesar de las dificultades y de las decepciones), y esto también se refleja en su obra. Su literatura quiere entretener, pero sin olvidarse de "transmitir valores". Y él lo intenta con la inquebrantable esperanza y el entusiasmo del que cree que en el ser humano se encierra un tesoro. No se arrepentirán de leer las palabras de José María Atienza. Comencemos.

PREGUNTA. Enhorabuena, José, por la Mención 'Rosa Chacel', que entrega la Asociación Cultural Eclipse y que reconoce la trayectoria narrativa de autores vallisoletanos o vinculados con la ciudad; muy merecida. Naciste en Palencia, pero has vivido más de 20 años en Valladolid y te sientes muy vinculado a ella; se podría decir que eres un vallisoletano más. ¿Por qué quieres tanto a esta ciudad? 

RESPUESTA. Muchas gracias, Jorge. Me siento feliz a raudales por este reconocimiento de la Asociación Cultural Eclipse, un premio de los más representativos de nuestra región, y otorgado, además, por una entidad referente de las letras y la cultura en Valladolid. Me alegro, además, de que hayas comenzado nuestra charla con esta pregunta, pues Valladolid siempre ha sido para mí La Ciudad de las Primeras Cosas. Así es como me gusta definirla. Valladolid no es solo el lugar donde transcurrió mi infancia o donde desperté a la adolescencia, sino también -y sobre todo- el lugar donde forjé mis ideas, también mis ideales, y donde aprendí a soñar, dicho poéticamente. Apenas tenía ocho años cuando vine a vivir a Valladolid, así que es aquí donde se anclan muchas de mis raíces.

PREGUNTA. Todos sabemos que siempre es difícil que en la tierra de uno se le reconozca su trabajo. Como vallisoletano, y aunque ya nos has explicado lo que significa Valladolid para ti, ¿qué has sentido al saber que eres premiado en tu ciudad por tu labor literaria? 

RESPUESTA. Una sensación indescriptible. Puede sonar pretencioso, pero creo que jamás se le puede devolver a Valladolid todo cuánto ella nos brinda a quienes escribimos. Me estoy refiriendo, principalmente, al capital literario de la ciudad. Valladolid aporta un valor incalculable al mundo de la literatura, un patrimonio que ya nadie es capaz de discutir; y quienes escribimos y tratamos de hacernos un pequeño hueco en el panorama actual tenemos la suerte de hacerlo en las mismas calles que vieron nacer a grandes personajes de la cultura. Desde Delibes a Zorrilla, pasando por Jorge Guillén o la mismísima Rosa Chacel, por mencionar solo a algunas figuras reconocidas. Ellos y ellas, entre otros muchos, son mis referentes, mis ideales de virtud; aquellos en quienes me inspiro cuando escribo. Yo apenas soy un aprendiz con demasiadas cosas por aprender, pero me siento feliz y honrado de haber aportado mi granito de arena a la cultura local a través de este reconocimiento.



PREGUNTA. ¿Cómo empezó, cuál fue el chispazo que te hizo descubrir tu vocación por escribir? ¿Quizá alguna lectura en especial? 

RESPUESTA. Recuerdo el momento del chispazo con claridad meridiana, como si hubiera ocurrido ayer. Se produjo en Melilla, en el transcurso de una experiencia profesional plagada de sinsabores y dificultades. Fue hace relativamente poco, en el año dos mil diecisiete. Yo coordinaba entonces un proyecto humanitario para una oenegé internacional dentro de la ciudad autónoma, pero, por circunstancias que sería difícil explicar ahora en pocas líneas, vi que mi labor iba a resultar estéril. Inútil. Una pérdida de tiempo, vamos. Así que, tras nueve meses de encontronazos y episodios profesionales angustiosos, descubrí que necesitaba un refugio interior, una torre de marfil, por utilizar la metáfora clásica. La necesitaba para abstraerme de tanta frustración como sentía. Y así fue como comencé a escribir de manera incansable, casi a borbotones, como si mis letras comenzaran a llorar. Verás, estoy convencido de que la melancolía es fuente inagotable de inspiración, más potente incluso que la alegría aunque tampoco debemos menospreciar el poder de ésta. La melancolía es una puerta trasera, una grieta casi, por la que entran las musas a rondarte en los momentos más bajos.

PREGUNTA. Te licenciaste en Derecho por la UVA, y aparte de tu vocación por las letras, hay un dato muy interesante en tu biografía y que ya has apuntado: Has desarrollado una amplia labor como cooperante internacional en muchos países; has recorrido medio mundo ayudando a los demás en organizaciones como Médicos del Mundo o la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE). ¿La ayuda a los demás es tan importante para ti como la literatura? ¿En qué consiste tu trabajo? 

RESPUESTA. Bueno, la Cooperación para el Desarrollo ha sido algo vocacional para mí desde que concluyera mis estudios de Derecho. Recuerdo mi primer empleo, allá por el dos mil uno. Fue en el sector de la banca. Entré a formar parte de un programa de jóvenes directivos, donde se me auguraba un futuro prometedor en el mundo financiero si priorizaba mi trabajo por encima de cualquier otra cosa, pero fui incapaz de sentirme cómodo en aquel ambiente. En menos de doce meses ya me encontraba con la mochila hecha, listo para partir a mi primer destino como cooperante. Más de veinte años han transcurrido desde aquello, Jorge, y la llama de la vocación se mantiene viva, aunque te reconozco que no es un campo éste, el de la cooperación, que no esté exento de sombras y decepciones. Daría para escribir una tesis y yo la titularía: “Con el ser humano hemos topado”.


José María Atienza con su libro
Un Lugar Llamado Adda


PREGUNTA. La literatura es también una forma de preocuparse por el otro, por los demás. ¿Crees, José, que la literatura puede cambiar el mundo? ¿El mundo tiene arreglo? 

RESPUESTA. Indiscutiblemente, Jorge. La literatura, al igual que el resto de las disciplinas artísticas, tiene capacidad para transformar el mundo. Y diría más, creo que tiene la responsabilidad de hacerlo. El arte no debe conformarse con entretener, por muy importante que el entretenimiento sea para la gente, sino que debe ir más allá. Transmitir valores, por ejemplo, o ayudar a las personas a pensar por sí mismas. El arte tiene alma transformadora, por eso siempre ha sido objeto de deseo por parte de todos los estamentos sociales.

   El ser humano experimenta idénticas pasiones e idénticos sentimientos en cualquier parte del mundo.

PREGUNTA. Con todo lo dicho, entendemos que viajar, conocer otros lugares y otras culturas, es muy importante también para ti. Este pasado invierno, por ejemplo, has viajado por buena parte de Europa del Este. Tú, que has viajado tanto y has conocido a todo tipo de personas, a pesar de las diferencias, ¿qué es lo que nos une, José? 

RESPUESTA. Me considero un alma errante. Mochilero por vocación, un nómada en perpetua búsqueda. Y creo que esta definición de mí mismo, más allá del bucolismo que pueda evocar en quien lo lea, esconde sus luces, pero también sus sombras, pues no todo es miel sobre hojuelas, como diría mi abuela. Aun así, debo confesarte que jamás he desperdiciado la ocasión de realizar un gran viaje. Fíjate si será así, que ahora mismo me encuentro en Nueva Delhi, desde donde tengo pensado iniciar un viaje que durará unas cuantas semanas. Viajar es una estupenda escuela para conocerse a uno mismo y conocer al ser humano. 

Y respondiendo a tu pregunta sobre lo que nos une como seres humanos, te contaré algo. Una conclusión a la que he llegado después de algunos años y algún que otro viaje, es que el ser humano experimenta idénticas pasiones e idénticos sentimientos en cualquier parte del mundo. No somos tan diferentes. Si te ignora un amigo, por poner un ejemplo, duele lo mismo en Valladolid o en Palencia que en la Conchinchina. Respondemos de manera muy parecida ante los mismos estímulos, salvando las diferencias culturales, claro está. Pues bien, esto es precisamente lo que he aprendido en el último viaje que realicé a Europa del Este este invierno y que mencionas en tu pregunta. Por cierto, uno de mis proyectos a medio plazo sería condensar todas estas experiencias en un libro de viajes, muy al estilo del fallecido Javier Reverte, al que me gustaría titular Viaje hacia los confines del Mundo.

Portada de Un Lugar Llamado Adda


PREGUNTA. Ya habías publicado artículos y relatos en revistas y periódicos, pero en 2021 publicas tu primer libro: la novela Un Lugar llamado Adda (Ed. Bubok). Deslumbrante obra que ha llegado ya a la quinta edición, y que también ha cosechado elogios de la crítica. Tanto ha deslumbrado, que has sido merecedor con tu ópera prima de esta Mención de Honor 'Rosa Chacel', ya que estamos ante un escritor cuajado, de gran talento, con una proyección prometedora. La trama de la novela se sitúa en 1808, y está ambientada en Valladolid y Palencia. ¿Cómo nace esta novela? ¿Por qué quisiste hablar de estas dos ciudades en tu primera obra?  

RESPUESTA. ¡Caramba, Jorge, me has sacado los colores! Recuérdame que vayamos a tomarnos unos vinitos después de la entrevista [se ríe]. Respecto al por qué de Valladolid y Palencia como escenarios de la novela, te confesaré que me siento profundamente arraigado a la tierra. Me considero una persona de mi tiempo, cosmopolita y con cierta pasión por la modernidad, pero me gusta también mirar hacia el pasado de mi querida tierra. Igualmente, me apena el fenómeno de la España Vaciada y comprobar cómo está afectando a nuestra región. Nuestras provincias merecen cualquier esfuerzo que las sitúe en el epicentro del panorama cultural contemporáneo. De alguna manera, Jorge, yo quería demostrar con Un Lugar Llamado Adda que una trama no tiene que transcurrir en París, Madrid o Nueva York para que sea electrizante y te ponga los pelos de punta. ¡Nuestra tierra está llena de todo cuanto hace vibrar al ser humano!

     

Los personajes que a mi me gustan necesitan, al igual que las personas de carne y hueso, sus propias contradicciones, esas que los hacen adorables u odiosos

 

PREGUNTA. Es un relato histórico muy bien escrito y estructurado, con una gran preocupación por el detalle, un lenguaje muy cuidado pero sin caer en lo pretencioso, y con una clara preocupación por entretener, informar e interesar al lector con dosis de aventura, intriga y emoción. Se nota que al autor le preocupa que los lectores entiendan aquel momento histórico desde las acciones cotidianas, desde la vida corriente de las personas; es decir, desde la intrahistoria de la que hablaba Unamuno. Tu mirada realista está llena, además, de humanidad; logras personajes de carne y hueso, y consigues que en las páginas fluya auténtica vida y verdadera belleza. ¿Para ti crear buenos personajes está por encima de otros asuntos?  

RESPUESTA. ¡Caray, Jorge, esta vez has logrado que me ruborice por completo! Agradezco inmensamente tu crítica positiva hacia la obra, más aun dicha por un experto de las letras como tú. La aceptaré con mesura y con humildad, pero también con el respeto que cualquier autor debe sentir hacia su obra. La humildad favorece el crecimiento artístico y no alimenta el ego, mientras que el respeto de uno mismo por su trabajo consigue que nos miremos a nosotros mismos con admiración por cuanto hemos logrado hasta este momento. No sé qué sorpresas me deparará el futuro, tanto en el ámbito literario como en otros aspectos de mi vida, pero las recibiré con los brazos abiertos. ¡Tanto el éxito como el fracaso son grandes maestros!

Respecto a los personajes de Un Lugar Llamado Adda, te confieso que sí, que son tan importantes para mí como un buen argumento o una descripción fidedigna de un momento histórico, y es, en efecto, de Unamuno de quien he bebido esa obsesión por la intrahistoria, esa que escribe nuestro vecino mientras se canta una jota bajo la ducha o la anciana que se sienta cada tarde al fresco junto a la puerta de su casa, manteniendo viva la llama de una tradición que nos define como pueblo y también como individuos. Por otro lado, he de admitir, Jorge, que no me suelen gustar los personajes lineales, esos que se muestran completamente malvados o perfectamente buenos. Los personajes que a mi me gustan necesitan, al igual que las personas de carne y hueso, sus propias contradicciones, esas que los hacen adorables u odiosos (o ambas cosas al mismo tiempo), no solo por cuanto acontece durante la trama sino por cuanto se intuye de su pasado y que se suele describir entre líneas.

     A la gente nos interesa redescubrir lo nuestro, se nos ilumina la cara al ver el comercio de la esquina reflejado en un relato

PREGUNTA. La Crítica y los lectores le han tratado muy bien a tu primer libro. ¿Por qué crees que les ha interesado tanto? ¿Tenemos mucho interés por nuestra historia?

RESPUESTA. Creo que se ha debido a una combinación de factores. En primer lugar, siempre he creído que la gente aprecia el entretenimiento. Una novela debe cumplir su función de entretener. Está llamada a entretener, sin que ello vaya en detrimento de cierta pedagogía o sensibilización social. Y entretener pasa indiscutiblemente por utilizar un lenguaje accesible. No se puede retorcer el lenguaje, convertirlo en algo pesado, arduo de leer. Y lo digo con total convencimiento, a pesar de que en mi novela haya recurrido a arcaísmos o palabras en desuso que hayan podido complicar en algún momento la lectura. El segundo factor que considero que ha jugado un papel en la buena acogida de la obra ha sido la proximidad de los escenarios. Como decía hace un momento, estamos cansados de leer obras inspiradas en Londres, en Los Ángeles o en Barcelona. A la gente nos interesa redescubrir lo nuestro, se nos ilumina la cara al ver el comercio de la esquina reflejado en un relato, o la Plaza Mayor de mi pueblo o de mi ciudad como escenario de algo que puede cambiar el devenir de la historia. Tenemos que creérnoslo más, ¡caramba!




PREGUNTA. ¿Qué le dirías a un lector que aún no haya leído la novela para que se acerque a sus páginas? 

RESPUESTA. Le recomendaría que echara un vistazo a las críticas de la 5ª edición de Un Lugar Llamado Adda en la página web de la editorial Bubok, y que después se decida a leerlo. Si lo hace, le aguardarán momentos de apasionante lectura. Revivirá los primeros compases del siglo diecinueve a través de historias tan reales como mágicas. Se llenará de amor por su tierra, y sentirá que grandes páginas de la historia se han escrito por estos lares. Puede adquirir la obra en la Librería Moiras, en Oletvm, en Maxtor o en El Sueño de Pepa, todas en Valladolid. O, si lo prefiere, en Internet siguiendo este link https://www.bubok.es/libros/268820/Un-lugar-llamado-Adda . Y bueno, como última recomendación, que descorche una buena botella de Rivera del Duero, que se recueste plácidamente sobre el sillón, coloque una luz íntima a su lado y comience a soñar con Un Lugar Llamado Adda.


Portada de la quinta edición de Un Lugar llamado Adda


PREGUNTA. Seguro que pronto tendremos un nuevo libro de José María Atienza en las librerías. Cuéntanos, ¿qué proyectos tienes? ¿Seguirás por el camino de la novela histórica?  

RESPUESTA. En efecto, muy pronto habrá segundo libro. Estoy ultimando un compendio de relatos inspirados en el entorno geográfico de Valladolid, Palencia, León y Zamora que verá la luz este verano y que llevará por título Creí que Pandemia era Dios. Jugaré nuevamente con el factor de la proximidad, dibujando sobre el papel situaciones con las que cualquier vallisoletano podrá sentirse identificado, aunque en esta ocasión exploraré nuevos géneros, además del de la literatura histórica, que nunca puede faltar en mis escritos. Estarán presentes el misterio clásico, la narrativa contemporánea, el suspense e incluso la fantasía o el humor dadaísta. Nace con vocación de rendir tributo a las heroicidades anónimas a las que hemos hecho frente durante estos últimos años.

PREGUNTA. José, como decía Pessoa, ¿la vida y la literatura siempre deben estar unidas? 

RESPUESTA. Rotundamente, sí. ¡Si supieras cuántas veces he llorado por la suerte de mis personajes...! ¡O cuántas ocasiones he disfrutado vengándome de alguno de ellos en las páginas finales...! Vida y literatura son la misma cosa; de eso no hay duda. 

PREGUNTA. Para terminar, cierro con la pregunta que siempre me gusta hacer a todos los invitados de TRAMO SEÑALIZADO. CONVERSACIONES CON PERSONAS APASIONADAS CON SU OFICIO. José, ¿merece la pena apostar por quien se es? ¿Por lo que da sentido a nuestras vidas a pesar del precio que se pague? 

RESPUESTA. Excelente pregunta, Jorge. Mi respuesta es un rotundo sí. Y tanto es así, que solo por ello (por apostar por quien se es) ya merece la pena haber vivido. Podemos pasarnos la vida ideando mil proyectos, enredados en mil avatares y tropezando contra mil muros, que si finalmente conseguimos, aunque sea en el último tramo de nuestra vida, decir “hasta aquí llegué, a partir de este momento apostaré por quien soy, con todo lo que ello implica”, ya solo por ello, considero que una vida habrá merecido la pena. Y, ¿sabes?, creo que deberíamos transformarle la letra a muchas canciones de amor y reescribirlas como mensajes dirigidos hacia uno mismo. Por ejemplo, cantarnos algo parecido a esto cada mañana mientras estamos bajo la ducha: “Como yo me amo, nadie me amará. Porque yo me amo con la fuerza de los mares, yo, me amo con el ímpetu del viento…” [se ríe]. El mundo necesita más personas que apuesten por ser quien realmente se es.

Muchas gracias por tu atención, José. Un fuerte abrazo. 

Muchas gracias a ti, Jorge. Un abrazo y hasta pronto.















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