"El Calor de los Balcones", un relato veraniego
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El Calor de los balcones Por Jorge Alonso Curiel Fue en aquel verano de finales de los noventa, treinta años los dos recién cumplidos, cuando la literatura nos ayudó por primera vez. Desde entonces, no nos hemos separado. Había llegado hacía quince días a aquel apartamento barato de aquel barrio obrero, tras huir de un piso de alquiler del centro de la ciudad para no pagar los tres meses que debía a la anciana casera. Llevaba un par de meses sin trabajo, y el poco dinero que tenía me llegaba para hacer frente a los dos meses de fianza del nuevo piso y para sobrevivir hasta pasado el verano. De todas maneras, comía poco, no necesitaba ropa nueva, y mi único lujo era una botella de güisqui barato que acababa en menos de una semana. A partir de septiembre buscaría trabajo y volvería a tener dinero como una persona de bien. Mientras, durante l...