TRAMO SEÑALIZADO. Entrevista a Víctor Hugo Pérez Gallo: Segundo Puesto en el III Certamen Internacional de Microrrelato 'Jorge Alonso Curiel' 2024
A lo largo de la entrevista, Víctor Hugo Pérez Gallo (Cuba, 1979) realiza una clase magistral explicando qué es la Literatura y lo que debe poseer alguien para convertirse en escritor. Se comprueba no solo su amor y pasión por este arte que surje a través de las palabras y por su oficio, en el que ya tiene una larga y sólida trayectoria, sino también una gran erudición y un gran respeto por la Literatura que, siempre tan generosa, enriquece nuestras existencias. Por todo ello, no es extraño que su microrrelato El Valor de las Cosas (se puede leer al final de la entrevista) haya obtenido el segundo puesto en la tercera edición de este certamen internacional que ha recibido este año 1915 textos procedentes de muchos puntos del globo. La Literatura, para él, es algo insustituible, "algo que me acompaña y me nutre constantemente". No dejen de leerla.
RESPUESTA. Muchas gracias por sus amables palabras. Ciertamente, es una gran alegría y satisfacción personal recibir este reconocimiento a mi trabajo. Después de tantos años dedicados a la escritura, saber que mi microrrelato El Valor de las Cosas ha sido seleccionado entre tantas propuestas de todo el mundo es realmente emocionante. Cada logro y distinción en un concurso literario tiene un significado especial, ya que supone el aval y el aprecio de un jurado experto que valora la calidad y el mérito de la obra. Este premio me llena de orgullo, no solo por mí sino también por aquellos lectores y seguidores que han acompañado mi trayectoria a lo largo de los años. Más allá del reconocimiento en sí, este tipo de concursos me permiten conectar con otros autores, intercambiar ideas y descubrir nuevas voces literarias. Es una oportunidad enriquecedora que contribuye a nutrir mi propia creatividad y pasión por la escritura.
En definitiva, este logro me reafirma en mi vocación y me motiva a seguir explorando nuevos horizontes narrativos. Agradezco profundamente esta distinción y espero poder seguir compartiendo historias que conecten con el público lector.
PREGUNTA. Cubano-español, además de escritor (novelista, autor de relato corto y ensayista) eres antropólogo y sociólogo (Doctor en Ciencias Sociológicas cum laude) e impartes clases de Estructura Social en la Universidad de La Rioja. ¿Qué te interesó de estos temas, de estas disciplinas, para desarrollar en ellas tu vida profesional? ¿Qué hay de interesante en la antropología y en la sociología para todos aquellos que no las conozcan?
RESPUESTA. Muchas gracias por la pregunta. La combinación de mis intereses en la escritura, la antropología y la sociología ha sido una senda fascinante a lo largo de mi trayectoria profesional. Desde muy joven, siempre me interesó profundamente comprender las dinámicas sociales, las culturas y los comportamientos humanos. La antropología me brindó la oportunidad de sumergirme en el estudio de las sociedades, las tradiciones y la diversidad cultural a nivel global. Me apasiona esa mirada holística que nos permite desentrañar los significados detrás de las prácticas y creencias de los diferentes grupos humanos.
Por otro lado, la sociología ha sido fundamental para analizar los fenómenos sociales de una forma más sistemática y estructurada. Estudiar las fuerzas, los conflictos y los procesos que configuran nuestras sociedades contemporáneas me ha permitido desarrollar una visión crítica y profunda de la realidad social.
Tanto la antropología como la sociología ofrecen herramientas invaluables para entender al ser humano en su complejidad. Nos brindan la oportunidad de cuestionar nuestras propias suposiciones, de empatizar con realidades distintas a la nuestra y de generar conocimiento que contribuya a abordar los desafíos sociales de nuestro tiempo.
En mi caso, he procurado integrar estos enfoques en mi labor docente y de investigación, así como también en mi faceta de escritor. Creo firmemente que la combinación de estas disciplinas enriquece mi comprensión del mundo y me permite plasmar esa riqueza en mis obras literarias.
PREGUNTA. A priori, la sociología se presenta como una ciencia algo lejana a la Literatura, al creador literario. Ya nos has dicho algo sobre ello, pero dinos algo más sobre cómo le puede servir a un escritor de ficción.
RESPUESTA. La sociología puede ser tremendamente útil para un escritor de ficción, especialmente a la hora de desarrollar personajes convincentes y crear mundos ficticios plausibles. Como escritor, la sociología me ha ayudado a entender la dinámica de las interacciones humanas, las motivaciones detrás de los comportamientos y las influencias que ejercen los contextos sociales, culturales y económicos en las vidas de las personas. Al estudiar conceptos sociológicos como estratificación social, roles de género, socialización, desigualdad, cultura y cambio social, puedo crear personajes más tridimensionales y escenarios más realistas en mis narraciones. Entender cómo funcionan las estructuras sociales y cómo afectan a la experiencia individual me permite construir historias más plausibles y significativas. Basta con leerse a Orwell, Huxley y Bradbury para percatarse de que eran escritores en el sentido más sociológico de la palabra.
En mi propia escritura, la sociología me ha ayudado a cuestionar los supuestos, a ver más allá de las apariencias y a explorar la complejidad de la condición humana. Me ha hecho más consciente de cómo los factores sociales moldean las vidas de las personas y cómo estos se reflejan en sus pensamientos, sentimientos y acciones. Philip K. Dick y Mijaíl Bulgákov son dos de mis escritores favoritos, posiblemente sean los escritores que mejor han retratado "sociológicamente hablando" las sociedades de su tiempo. Uno escribía ciencia ficción; y Bulgakov, digamos, novela satírica surrealista. Fueron dos autores que lograron plasmar de manera excepcional, desde un punto de vista sociológico, las complejidades y tensiones de su época a través de sus obras de ficción. Philip K. Dick, conocido por sus innovadoras novelas de ciencia ficción, poseía una notable habilidad para reflejar los aspectos sociológicos de sus entornos futuristas. Sus historias a menudo se centraban en individuos atrapados en sistemas opresivos o distópicos, donde las estructuras de poder, la alienación, la manipulación de las masas y los conflictos de clase se vuelven temas centrales. Dick utilizaba la ciencia ficción como un vehículo para examinar las tendencias y problemas sociales de su tiempo, como la deshumanización tecnológica, el autoritarismo, el consumismo y la búsqueda de identidad. Sus personajes a menudo luchan por encontrar significado y autenticidad en sociedades cada vez más alienantes y controladas.
Por otro lado, Mijaíl Bulgákov, el gran maestro de la sátira y el realismo mágico, también demostraba una aguda sensibilidad sociológica en sus novelas. Obras como El maestro y Margarita y La guardia blanca retratan las convulsiones sociales y políticas de la Rusia revolucionaria y estalinista de una manera profundamente humana y crítica. Bulgákov exploraba temas como el abuso del poder, la persecución de intelectuales y artistas, la corrupción burocrática y el choque entre las élites y las masas. Sus personajes a menudo representan diferentes estratos y grupos sociales, cuyas vidas se ven trastocadas por los violentos cambios históricos.
Como ves, la sociología y la literatura se complementan, y mucho.
En este sentido, la literatura juega un papel fundamental en mi metodología docente. Utilizo textos literarios, ya sean novelas, cuentos o poesía, como vehículos para ilustrar conceptos, provocar reflexiones y ampliar la comprensión de los temas que abordamos en clase
PREGUNTA. Víctor, me interesa y por eso quiero detenerme en tu faceta como profesor universitario. Estás en contacto con alumnos, con personas que quieren conocer, saber y hacerse especialistas en tu materia. ¿Qué nos puedes decir del sistema educativo de la universidad y del grado de implicación del alumnado? ¿Utilizas de alguna manera en tus clases la Literatura para que el proceso de aprendizaje y entendimiento sea más sencillo y fructífero?
PREGUNTA. Como profesor universitario, una de mis mayores satisfacciones es tener la oportunidad de interactuar con jóvenes estudiantes que se acercan a mi disciplina con entusiasmo y genuino interés por aprender. El sistema educativo universitario, si bien tiene sus desafíos, ofrece un entorno único para fomentar el pensamiento crítico, la curiosidad intelectual y el desarrollo personal de los alumnos. En mi experiencia, el grado de implicación del alumnado varía, como es de esperar. Hay estudiantes que llegan a clase con una motivación intrínseca por la materia, deseosos de profundizar en los temas y participar activamente. Pero también me encuentro con aquellos que inicialmente pueden sentir cierta distancia o incluso aprensión hacia la disciplina. Mi objetivo como docente es lograr que todos mis estudiantes, independientemente de su punto de partida, se sientan partícipes y protagonistas de su propio proceso de aprendizaje. Para ello, procuro diseñar mis clases de manera dinámica y participativa, fomentando el diálogo, el debate y el intercambio de ideas. Creo firmemente que la universidad debe ser un espacio donde los jóvenes no solo adquieran conocimientos, sino que también desarrollen habilidades de comunicación, pensamiento crítico y trabajo en equipo.
Por ejemplo, al estudiar las dinámicas de poder en una sociedad, puedo recurrir a una novela como 1984, de George Orwell, para que los alumnos visualicen de manera más vívida los mecanismos de control y opresión. O si hablamos de identidad y pertenencia, una obra como Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, puede suscitar discusiones sumamente enriquecedoras.
RESPUESTA. La literatura es, sin duda, una pieza fundamental en mi existencia. Es algo que me acompaña y me nutre constantemente, de una manera que sería prácticamente imposible reemplazar. Cuando la literatura entra en nuestras vidas, ya sea como lectores o como escritores, se convierte en un tesoro invaluable que trasciende lo meramente funcional o utilitario. Para mí, la literatura es una ventana al alma humana, un espejo que refleja la infinita complejidad de la experiencia y el devenir del ser humano. A través de las palabras, los personajes, las tramas y los universos que crea la ficción literaria, accedemos a una comprensión más profunda de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Los grandes escritores tienen la capacidad de capturar los matices de la condición humana, de ahondar en nuestras emociones, pensamientos y motivaciones más íntimas. Cuando nos sumergimos en una novela, un cuento o un poema, experimentamos una conexión visceral con lo que significa ser humano en toda su riqueza y contradicción.
Pero la literatura no se limita a reflejar la realidad, sino que también nos permite trascenderla. A través de la imaginación y la creatividad, los autores nos abren las puertas a mundos posibles, a realidades alternativas que desafían nuestras nociones preconcebidas y nos invitan a cuestionar lo establecido. En ese sentido, la literatura se convierte en una herramienta poderosa para comprender, interpretar y transformar nuestras vidas. Nos ayuda a ver más allá de lo evidente, a conectar con nuestra propia humanidad y a expandir los límites de nuestra experiencia. A través de ella, podemos conectar de manera más íntima con nuestra propia humanidad. La literatura nos permite explorar nuestras emociones, pensamientos y experiencias de una manera más reflexiva. Lukács considera que la literatura expande los límites de nuestra experiencia vivida, permitiéndonos acceder a perspectivas, historias y vivencias que van más allá de nuestro propio ámbito personal. De esta manera, la literatura se convierte en una herramienta poderosa para la interpretación y transformación de nuestras vidas. Según Lukács, la literatura nos ayuda a generar una mayor conciencia, empatía y posibilidades de cambio. Cuando logra calar profundamente en nosotros, se vuelve algo maravilloso e irremplazable. Sus historias, personajes y lenguaje se graban en nuestra memoria y se vuelven parte de nuestra identidad, modelando nuestras formas de pensar, sentir y de relacionarnos con el mundo. Leer y escribir ficción se convierten en actos casi rituales, en maneras de dar forma a nuestra propia existencia y de encontrar sentido en ella. La literatura nos ofrece un refugio y un espacio de exploración, un lugar donde podemos sumergirnos en la belleza y la complejidad de la condición humana. Por eso, para mí, la literatura es una compañera inseparable, un tesoro que me acompaña en mi camino y que me ayuda a navegar la danza intrincada de la vida. Imaginar un mundo sin ella sería como tratar de concebir un cielo sin estrellas o un océano sin olas. Sería una pérdida irreparable de esa dimensión mágica y esencial que le confiere a la experiencia humana su profundidad y su plenitud.
PREGUNTA. Tu microrrelato El Valor de las Cosas tuvo la suerte de conseguir este segundo puesto en el certamen. Se trata de una obra en la que brilla la sencillez y la emoción en un homenaje a los libros y a la Literatura. Un texto delicioso. ¿Por qué quisiste enviar este microrrelato al concurso? ¿Cómo surgió la idea de este relatito?
RESPUESTA. La idea de enviar mi microrrelato El Valor de las Cosas a este concurso surgió de mi profundo interés y pasión por la literatura, así como de mi deseo de rendir homenaje a la importancia de los libros y la lectura en la vida de las personas.
La sencillez y la emoción que caracterizan el texto surgen de mi intención de plasmar una escena cotidiana, pero cargada de profundidad y significado. Quería retratar ese vínculo único entre un padre y su hija, donde el amor y la sabiduría se transmiten a través de la pasión por la lectura. Para mí, los libros y la literatura representan mucho más que un simple entretenimiento, una forma de ganarme la vida o un simple medio de instrucción. Son ventanas a otros mundos, fuentes de conocimiento y vehículos para la exploración de la condición humana. Y es esa capacidad de trascender lo material, de encontrar la verdadera riqueza en las experiencias intelectuales y emocionales, es lo que decidí destacar en este microrrelato.
Creo firmemente que, con la guía y el acompañamiento adecuados, cualquier persona interesada en la escritura creativa puede desarrollar y pulir sus habilidades, encontrar su voz única y convertirse en un narrador capaz de contar historias que conmuevan y cautiven al lector
Experiencia como docente de escritura creativa
PREGUNTA. También quisiera detenerme en un asunto de tu labor profesional. Además de todo lo dicho, te dedicas también a la docencia como profesor de Escritura Creativa en la UNED. Ya sabes que hay muchas voces que opinan que no se puede enseñar a escribir, o incluso que no se puede enseñar a nadie a ser escritor, a lo que significa ser escritor, aunque también hay voces que aseguran todo lo contrario. Como docente de esta materia, me interesa mucho tu opinión. ¿Cómo encaras la enseñanza hacia incipientes escritores o a autores con ya un recorrido? ¿Cuáles son tus palabras al iniciar el curso?
RESPUESTA. Es una pregunta fascinante y un tema que ha sido objeto de debate durante mucho tiempo en el mundo de la literatura y la enseñanza creativa. Como profesor de Escritura Creativa en la UNED, me he enfrentado a esta cuestión en reiteradas ocasiones y he desarrollado una perspectiva que intenta conciliar los distintos puntos de vista.
Por un lado, es cierto que hay quienes argumentan que la escritura creativa no puede ser realmente enseñada, pues la capacidad de crear historias y personajes convincentes, de manipular el lenguaje con maestría, es algo que se considera un don innato, una habilidad que no puede adquirirse a través de la enseñanza formal. Hay quienes creen que el verdadero escritor nace, no se hace. Sin embargo, yo me encuentro más cercano a la postura de que la escritura creativa sí puede y debe ser enseñada, aunque reconozco que existen diferentes niveles y grados de aptitud entre los estudiantes. Mi experiencia como docente me ha demostrado que, incluso aquellos que no se consideran escritores "natos", pueden desarrollar y perfeccionar sus habilidades narrativas a través de la práctica y la guía adecuada.
Cuando inicio un curso de Escritura Creativa procuro transmitir a mis estudiantes, ya sean principiantes o autores con trayectoria, que la escritura es un oficio que se aprende, que se perfecciona a través del estudio, la experimentación y el trabajo constante. Les hago ver que, si bien existe el talento natural, este es solo un punto de partida, y que lo verdaderamente importante es estar dispuesto a pulir, a reescribir, a enfrentarse una y otra vez a las dificultades que implica dar forma a una historia o un personaje. Ya lo dice Stephen King: “El talento es más barato que la sal de mesa. Lo que separa el individuo talentoso del exitoso es un montón de trabajo duro.” Y estoy totalmente de acuerdo con él.
Mis palabras iniciales suelen ser de aliento y de compromiso. Les insto a abandonar la idea de que solo los "elegidos" pueden ser escritores y a abrazar la noción de que la escritura creativa es una habilidad que puede ser cultivada, desarrollada y enriquecida a través del aprendizaje. Les animo a explorar sus propias voces, a encontrar sus temas y a no temer al error, pues es en la práctica y en la retroalimentación donde realmente crecen como narradores.
En mis clases, me enfoco en brindarles herramientas técnicas, estrategias narrativas y ejercicios que les permitan expandir sus capacidades, experimentar con diferentes estilos y géneros, y aprender de los grandes maestros de la literatura. Pero más allá de eso, procuro fomentar en ellos una actitud de perseverancia, de curiosidad y de pasión por el oficio de escribir. Creo firmemente que, con la guía y el acompañamiento adecuados, cualquier persona interesada en la escritura creativa puede desarrollar y pulir sus habilidades, encontrar su voz única y convertirse en un narrador capaz de contar historias que conmuevan y cautiven al lector. Mi labor como docente consiste en ayudarles a recorrer ese camino de descubrimiento y crecimiento, convencido de que la escritura creativa es una disciplina que puede y debe ser enseñada.
PREGUNTA. Víctor, este es un tema muy interesante. Puntualiza, por favor, los aspectos que debe tener alguien, aparte de una verdadera vocación, para ser escritor.
RESPUESTA. Ser escritor implica mucho más que una simple vocación o inclinación natural hacia la escritura. Si bien el talento y la pasión son importantes, existen otros elementos esenciales que todo aspirante debe cultivar y desarrollar. En mi opinión, uno de los requisitos más cruciales para ser un escritor exitoso es la disciplina y el compromiso. Escribir no es un acto espontáneo ni tampoco una tarea fácil. Requiere de una práctica constante, de la capacidad de sentarse frente a la página en blanco una y otra vez, día tras día, para dar forma a las historias que residen en nuestra imaginación. Yo tengo un horario bastante cerrado: madrugo cada día del año, tal vez exceptuando días de fiestas familiares, para evitar que mi propia familia me siga llamando “El ermitaño”. Bebo vino y charlo con mis amigos, ocasionalmente, los sábados en la tarde. Escribo todos los días. Más allá de la inspiración momentánea, el escritor debe tener la perseverancia necesaria para pulir y reescribir sus textos, para enfrentarse a los desafíos que implica transformar una idea inicial en una obra completa y coherente. La disciplina (ya lo dijo Stephen King, como te comenté antes) es la que nos permite superar los bloqueos creativos y mantener el impulso creativo a lo largo del proceso de escritura. También lo dijo Jim Rohn: “La disciplina y la dedicación te permite hacerlo todo. La disciplina te permite ganar.”
Asimismo, considero que los grandes escritores se caracterizan por una curiosidad insaciable y una sed de conocimiento. Leer, investigar, explorar nuevos temas y perspectivas es fundamental para alimentar la creatividad y
enriquecer la propia voz narrativa. Cuanto más amplio sea el bagaje cultural y el conocimiento del escritor, más matices y profundidad podrá imprimir a sus personajes y tramas.
Por otro lado, la capacidad de observación y la sensibilidad emocional son cualidades que distinguen a los grandes narradores como Juan José Arreola, Abelardo Castillo (verdaderos desconocidos en España y de los mejores escritores hispanoamericanos de los últimos 100 años) o Juan Rulfo. Ser capaz de captar los detalles sutiles de la experiencia humana, de sintonizar con las emociones y motivaciones de los demás, permite crear personajes vívidos y situaciones auténticas que conecten con el lector.
Y finalmente, creo que un escritor debe cultivar una fuerte conciencia crítica y una disposición a la autocrítica. Tener la humildad de cuestionar constantemente nuestro propio trabajo, de estar abiertos a la retroalimentación y a reescribir cuando sea necesario, es lo que nos permite alcanzar la excelencia y superar nuestras propias limitaciones.
En resumen, más allá de la vocación, un escritor debe contar con disciplina, curiosidad, observación aguda, sensibilidad emocional y una actitud crítica. Estas cualidades, combinadas con el talento y la pasión, son las que le permitirán desarrollar una voz narrativa única y crear obras que perduren en el tiempo.
Si tuviera que escoger un género favorito, creo que me inclinaría por el cuento y el relato, y dentro de este el microrrelatoPREGUNTA. Tienes cinco libros publicados de narrativa breve, cuatro ensayos, participaciones en diversas antologías y eres autor de cuatro novelas. Estos géneros tienen cada uno sus características, pero, ¿en cuál de ellos te sientes más cómodo; o cuál es tu preferido, si es que tienes alguno ¿Cómo consideras al microrrelato?
RESPUESTA. Es una excelente pregunta. Debo decir que mi relación con los diferentes géneros narrativos que he cultivado a lo largo de mi carrera ha sido una experiencia enriquecedora y llena de matices.
Si bien es cierto que cada uno de estos géneros -la narrativa breve, el ensayo, las antologías y la novela- posee sus propias características y exigencias formales, debo confesar que me siento profundamente cómodo y a gusto trabajando en todos ellos. Cada uno me brinda la oportunidad de explorar diferentes facetas de mi escritura y de mi voz narrativa. No obstante, si tuviera que escoger un género favorito, creo que me inclinaría por el cuento y el relato, y dentro de este el microrrelato. Existe algo mágico en la capacidad de condensar una historia completa, de evocar universos enteros en tan solo unas cuantas líneas. El desafío de lograr que cada palabra cuente, de crear un impacto profundo y duradero en el lector a través de una narrativa tan concisa, me fascina y estimula.
En el microrrelato, siento que puedo dar rienda suelta a mi inclinación por lo simbólico, lo metafórico y lo poético. Es un género que me permite jugar con el lenguaje, explorar los límites de la brevedad y, aun así, transmitir emociones y reflexiones profundas. Es como si cada microrrelato fuera una pequeña joya, una pieza de orfebrería literaria que atesora una historia completa en su seno. Pero no quiero dar la impresión de que descuido o menosprecio a los otros géneros que he cultivado. Cada uno de ellos me ha aportado invaluables lecciones y experiencias. La narrativa breve me ha enseñado a pulir y depurar mi prosa, a encontrar el equilibrio justo entre la concisión y la riqueza narrativa. El ensayo, por su parte, me ha desafiado a estructurar mis ideas de manera coherente y persuasiva, a sustentar mis argumentos con sólida evidencia.
Y en cuanto a las novelas, este género me ha brindado la oportunidad de profundizar en la creación de personajes complejos, de tejer tramas intrincadas y de explorar temas de mayor alcance y envergadura.
Cada una de estas formas narrativas ha dejado una huella indeleble en mi desarrollo como escritor. Así que, si bien el microrrelato ocupa un lugar especial en mi corazón, no puedo negar que disfruto enormemente de la diversidad y la riqueza que me brindan los distintos géneros. Ya lo decía mi querido Baltasar Gracián: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Y en su Oráculo manual y arte de prudencia añadía: “Y aun lo malo, si poco, no tan malo”.
PREGUNTA. Tengo una curiosidad. ¿Por qué no la poesía o el teatro? O quizá lo tienes guardado en un cajón...
RESPUESTA. Me alegra tener la oportunidad de ahondar un poco más en mi relación con otros géneros literarios, más allá de los que he abordado con mayor énfasis en mi trayectoria. Si bien es cierto que mi enfoque principal ha sido la narrativa -ya sea en forma de microrrelatos, cuentos, ensayos o novelas-, la poesía y el teatro también han despertado mi interés y curiosidad a lo largo de los años.
En el caso de la poesía, debo confesar que durante mucho tiempo fui -y soy- un lector y admirador más que un practicante del género. Keats, Byron, Jorge Luis Borges, Eliseo Diego, el gran Quevedo. Me fascinaba -y lo sigue haciendo- la capacidad de los poetas para condensar emociones y visiones del mundo en versos cargados de musicalidad y poder evocativo. Sin embargo, siento que carezco de la habilidad y la sensibilidad necesarias para plasmar mi propia voz poética. Aun así, no descarto la posibilidad de explorar más a fondo este arte de la palabra. Creo que la poesía puede ser un vehículo maravilloso para expresar aquellos aspectos de la experiencia humana que a veces se resisten a la prosa narrativa. Tengo escritos algunos poemas, pero son más bien un placer secreto.
En cuanto al teatro, debo admitir que ha sido un género que me ha intrigado y atraído en menor medida. Soy un lector obsesivo del teatro ruso: la obra El inspector, de Gógol, es una obra maestra. Por otra parte me encanta el teatro de lo absurdo de Virgilio Piñera. Quizás se deba a mi propia inclinación hacia la narración en prosa, donde puedo adentrarme más profundamente en la psicología de los personajes y en la complejidad de los conflictos internos.
Sin embargo, reconozco que el teatro posee una dimensión performativa y una capacidad de interacción con el público que puede ser sumamente enriquecedora. La posibilidad de crear obras que cobren vida sobre un escenario, de explorar las dinámicas entre personajes a través del diálogo y la acción, es algo que despierta mi curiosidad. Así que, si bien en este momento no tengo obras teatrales guardadas en un cajón, no descarto la posibilidad de incursionarme en este género en el futuro. Quizás sea un desafío que me tiente a probar nuevos horizontes creativos y a expandir mi experiencia como escritor.
En esencia, creo que mi enfoque en la narrativa, ya sea breve o extensa, se debe a una afinidad natural y a una pasión que he ido cultivando a lo largo de los años. Pero eso no significa que cierre por completo la puerta a otros géneros literarios. Quizás, en algún momento, surja la chispa que me impulse a explorar más a fondo los terrenos de la poesía o el teatro, y esa exploración pueda enriquecer aún más mi trayectoria como escritor.
Si bien la literatura realista también me interesa y respeto, es en el campo de lo fantástico, lo mágico y lo visionario donde siento que puedo dar rienda suelta a mi voz narrativa y explorar con mayor profundidad aquello que me fascina y me desafía como escritor
RESPUESTA. Desde un principio, he sentido una particular atracción hacia lo mágico, lo onírico y lo inexplicable. Creo que hay algo profundamente humano en nuestra necesidad de trascender los límites de lo puramente racional y de explorar esos espacios donde lo real se entrelaza con lo imaginario. Estoy plenamente de acuerdo con Philip Dick cuando opina que “La realidad es una ilusión, aunque persistente”. ¿Si la realidad es una ficción entonces que sería el género fantástico? ¿Ilusión de ilusiones? Y me estoy metiendo en el campo filosófico del solipsismo de mi amado Schopenhauer. El género fantástico me brinda la posibilidad de jugar con las convenciones de la realidad, de cuestionar nuestras certezas y de abrir una ventana a dimensiones de la experiencia que a menudo se escapan de lo estrictamente empírico. Me permite crear universos en los que lo ordinario se ve contaminado por lo extraordinario, donde lo sobrenatural se entrelaza con lo cotidiano de una manera que desafía nuestras nociones preconcebidas.
Pero, más allá de eso, lo que realmente me fascina del género fantástico es su capacidad para abordar temas profundos de la condición humana a través de metáforas y alegorías de gran poder evocativo. Cuando combino elementos mágico-realistas con la ciencia ficción, o cuando incorporo personajes históricos reales a tramas de corte neofantástico, mi objetivo es crear vehículos narrativos que me permitan explorar cuestiones existenciales, filosóficas y éticas de una manera que resuene en el lector de un modo más visceral y memorable.
Por ejemplo, en mi novela Confabulados con Dios, que acaba de publicarse y ya está en librerías, me intereso por indagar en los límites de la realidad, en la fragilidad de nuestras certezas y en la compleja relación entre el individuo y las fuerzas que parecen trascenderlo. A través de una trama que involucra a destacadas figuras históricas como Alfonso I “El batallador” y Abú Yaáfar al-Muqtádir, rey de la Tifa de Zaragoza, busco plantear preguntas sobre la naturaleza de la existencia, la fe y el conocimiento. También me acerco a la idea de la locura y la posesión demoníaca como metáforas para explorar los conflictos internos y las fuerzas oscuras que habitan en el ser humano.
En resumen, creo que el género fantástico me permite acceder a una dimensión más simbólica, imaginativa y metafórica de la experiencia humana. Me brinda la oportunidad de ir más allá de lo puramente realista, de crear mundos que reflejen y expandan nuestras nociones de lo posible, y de usar esos espacios de ficción para abordar temas fundamentales que nos atañen como seres humanos. Así que, si bien la literatura realista también me interesa y respeto, es en el campo de lo fantástico, lo mágico y lo visionario donde siento que puedo dar rienda suelta a mi voz narrativa y explorar con mayor profundidad aquello que me fascina y me desafía como escritor.
PREGUNTA En tu literatura se puede apreciar también una influencia del cine, del séptimo arte que engloba a todos los demás, y no estaría nada mal que alguna de tus novelas se llevara a la gran pantalla. ¿Qué es el cine para ti?
RESPUESTA. Para mí, el cine es mucho más que una simple forma de entretenimiento o un medio de mera reproducción de la realidad. Lo percibo como un lenguaje visual único, capaz de transportarnos a universos imaginarios, de evocar emociones e ideas de una manera visceral y poderosa. Es un arte que logra combinar elementos narrativos, visuales, sonoros y performativos de una manera que me parece profundamente fascinante. Soy un admirador del cine hecho por Andréi Tarkovski (su filme Andréi Rubliov, es único), de los filmes de Eisenstein (El acorazado Potemkin, ya sabes) y de Luis Buñuel.
Cuando veo una película que me impacta, siento que estoy inmerso en una experiencia multisensorial que va más allá de la simple recepción pasiva de imágenes y sonidos. Me sumerjo en un mundo construido con luz, sombras, movimiento y ritmo, y esa inmersión me permite acceder a capas de significado y de emoción que a menudo escapan a la mera palabra escrita.
Es por eso que, en mi propia escritura, procuro incorporar ciertos recursos y estrategias provenientes del lenguaje cinematográfico. Busco crear secuencias visuales que evoquen en el lector la sensación de estar presenciando una escena en movimiento, con cambios de plano, encuadres narrativos y un ritmo que mantenga la atención y la tensión.
Además, me interesa la forma en que el cine logra, a través de la conjunción de imagen, sonido y actuación, transmitir complejas emociones y estados de ánimo. Esa capacidad de tocar fibras más profundas del ser humano es algo que me fascina y que, en la medida de lo posible, procuro emular en mi narrativa.
Quizás por eso no me sorprende que algunos críticos hayan detectado en mi obra una influencia del séptimo arte. Tal vez sea un reflejo de mi propia fascinación por esa forma de contar historias y de explorar la condición humana a través de un lenguaje tan vívido y sensorial.
Y ciertamente, la idea de ver alguna de mis novelas adaptadas al cine me resulta sumamente emocionante. Sería como asistir a una nueva interpretación, a una traducción de mi universo narrativo a un medio diferente, con sus propios desafíos y posibilidades. Sería una oportunidad de ver cómo otros artistas, con su propia visión y técnica, darían forma visual a los mundos que he creado con palabras.
Así que, en resumen, el cine es para mí mucho más que una simple fuente de entretenimiento o inspiración. Es un arte que me fascina, que me desafía y que me abre nuevas formas de concebir la narrativa y de explorar la complejidad de la experiencia humana. Y si alguna vez tuviera la oportunidad de ver alguna de mis obras adaptadas a la gran pantalla, sería sin duda una experiencia que me llenaría de entusiasmo y orgullo como creador.
Confabulados con Dios, su última novela
PREGUNTA. Centrémonos en tu última novela que acaba de aparecer en las librerías, Confabulados con Dios (Ed. Edhasa). Una trama ambientada en el
Aragón medieval, y que es la primera parte de la trilogía Grimdark. ¿Cómo surgió esta historia?
RESPUESTA. Muchas gracias por preguntarme sobre mi nueva novela, Confabulados con Dios. Esta historia surgió de mi fascinación por el período medieval en Aragón, una época de gran complejidad política y religiosa. La idea inicial se me ocurrió mientras investigaba sobre los conflictos entre cristianos, musulmanes y judíos en la Península Ibérica durante los siglos XI y XIII. Encontré relatos históricos de personajes que intentaban navegar esas aguas turbulentas, buscando maneras de coexistir y preservar sus tradiciones en medio de la intolerancia y la violencia. Me zambullí directamente en crónicas medievales y en los libros de historiadores como Jerónimo Zurita. Me fascinó profundamente percatarme de la compleja realidad religiosa y cultural que se vivía en el Aragón medieval del siglo XI. Como escritor, no puedo evitar quedar cautivado por la riqueza y los matices de este escenario histórico.
Por un lado, estaba la presencia innegable de la Iglesia cristiana, que buscaba consolidar su dominio espiritual y erradicar cualquier rastro de paganismo que pudiera amenazar su influencia. Imagino que esa lucha contra las prácticas y creencias tradicionales de los habitantes de las aldeas pirenaicas y prepirenaicas debía ser una tarea ardua y constante para los agentes eclesiásticos. Pero, por otro lado, estos "villanos paganos", como quizás los llamarían desde la perspectiva de la Iglesia, se aferraban tenazmente a sus antiguas deidades de la fertilidad, la lluvia y la naturaleza. Mantenían cultos y rituales ancestrales, a pesar de la cristianización oficial que se había impuesto en la región. Esos altares de piedra, que hoy podrás ver en muchos lugares de los Pirineos, eran testigos de una espiritualidad pre-cristiana que se resistía a desaparecer. Por cierto: el carnaval pagano de la aldea de Torla es célebre. Durante la guerra civil española los soldados franquistas ocuparon la aldea. ¿Sabes cuál fue la primera medida? Lo lógico hubiera sido declarar culpables a los republicanos, devolver propiedades, etc. No. Prohibir los carnavales de índole pagana. Curioso ¿no? Mil años después las autoridades civiles y eclesiásticas españolas seguían considerando a estas creencias como una amenaza. ¿Qué te parece? Me fascina la imagen de esta tensión y este conflicto que debía generarse entre las imposiciones de la Iglesia y la persistencia de esas creencias populares, arraigadas en la cotidianidad y el entorno natural de esas comunidades rurales. No debió ser una tarea sencilla para los agentes eclesiásticos erradicar por completo esos cultos "paganos" que formaban parte de la idiosincrasia y la identidad profunda de esos habitantes.
A partir de esos hechos, imaginé una trama que explorara los dilemas morales que enfrentaban individuos de distintas creencias en un contexto tan complejo. Me interesaba profundizar en cómo las convicciones religiosas podían tanto unir como dividir a las personas, y cómo la búsqueda de Dios podía convertirse en una fuente tanto de inspiración como de conflicto. Pero además me pregunté: ¿Qué pasaría si un rey cristiano, desesperado, se confabulara con estos dioses primigenios para derrotar a los poderosos musulmanes? ¿La iglesia lo aceptaría? Así fue como empecé a construir el mundo y los personajes de Confabulados con Dios, la primera parte de la Trilogía Grimdark. La segunda novela está escrita y se titula Los príncipes bastardos. Es una historia que mezcla ficción histórica con fantasía
PREGUNTA. Una trama amena y cautivadora, personajes bien trabajados, un mensaje, son asuntos que ya el lector ha encontrado en tus anteriores novelas. Pero en tu nueva novela intentas dar un giro de tuerca; se nota una ambición por utilizar recursos poco convencionales.
RESPUESTA. Sí. Mientras que en mis novelas anteriores ya he demostrado mi habilidad para crear tramas amenas, personajes bien desarrollados y transmitir mensajes relevantes, en Confabulados con Dios le espera al lector algo aún más ambicioso y diferente. Más allá de esos elementos fundamentales de toda buena narración, en esta nueva obra me he propuesto llevar la experiencia de lectura a un nivel superior, explorando temas y recursos narrativos que van más allá de lo convencional.
En primer lugar, la ambientación medieval del Aragón de los siglos XII y XIII me ha permitido sumergir al lector en un mundo fascinante y poco explorado en la ficción reciente. La riqueza cultural, religiosa y política de ese período histórico ofrece un telón de fondo repleto de posibilidades para el desarrollo de la trama. Pero lo que realmente distingue a esta novela es mi determinación por ir más allá del simple retrato histórico. Me he propuesto imbuir esta narrativa de una atmósfera de fantasía oscura, un tono "grimdark" que acentúa la complejidad moral de los personajes y las situaciones que enfrentan.
En Confabulados con Dios, el lector se encontrará con una exploración profunda de temas como la fe, la identidad y la naturaleza del bien y del mal. Más allá de simplemente retratar conflictos entre credos o facciones, busco sumergir al público en las encrucijadas éticas a las que se enfrentan individuos atrapados en un mundo que parece carecer de certezas absolutas.
Además, he procurado dotar a la narración de una calidad lírica y simbólica que trasciende lo meramente argumental. Quiero que el lector se vea inmerso en una experiencia literaria que estimule tanto su intelecto como su imaginación y emociones. Uno de los aspectos que considero realmente cautivadores en esta obra es la introducción de un personaje tan enigmático y complejo como Galindo Sánchez de Graus. Desde el principio, este individuo se perfila como un elemento perturbador y misterioso que irrumpe en la trama. Lo que más me fascina de este personaje es la incertidumbre que lo rodea. No se sabe a ciencia cierta si es un nigromante, un asesino o algo aún más oscuro. Lo único claro es que regresó de Jerusalén tras largos años vagando por el desierto de Israel, con el rostro marcado por dos profundas cicatrices y arrastrando tras de sí a un grupo de impíos, gente de mala calaña procedente de todos los países conocidos: estupradores castellanos, asesinos sirios, mercenarios polacos, brujos armenios. Y todos ellos ahora en Aragón. Encima se le ha nombrado Rector de la Cofradía de Belchite, y así se le ha dado poder en la tierra y en el cielo. Muchos decían que era el mismo Anticristo. ¿Lo sería?
PREGUNTA. El presente y el futuro, Víctor. Cuéntanos cuáles son tus planes.
RESPUESTA. ¿El presente? ¿El futuro? ¡Uf!
Tal y como lo mencioné anteriormente, mi intención con esta trilogía es ir más allá de los elementos convencionales que han caracterizado mis obras anteriores. Si bien mantengo mi compromiso con la creación de tramas cautivadoras, personajes memorables y narrativas con un mensaje relevante, en esta ocasión me he propuesto explorar nuevos territorios. La mezcla de ficción histórica y fantasía oscura, la inmersión en los conflictos morales y espirituales de un mundo medieval convulsionado, y la introducción de personajes enigmáticos como Galindo Sánchez de Graus, son solo algunas de las particularidades que diferenciarán a esta trilogía grimdark de mis trabajos previos.
Pero mis planes no se limitan únicamente a este proyecto. Tengo la firme convicción de que mi carrera como escritor aún tiene mucho recorrido por delante y estoy decidido a continuar ampliando los horizontes de mi narrativa. Estoy constantemente nutriéndome de nuevas ideas, explorando temas y géneros que puedan brindarme oportunidades para crecer como artista.
En el futuro inmediato, una vez concluida la trilogía, tengo en mente incursionar en otras vertientes, como la novela de ciencia ficción o el realismo mágico. Quiero escribir sobre Ramón y Cajal. De hecho tengo ya un borrador de novela. Siento que esos géneros me permitirán abordar cuestiones humanas fundamentales desde ángulos distintos, aportando nuevas voces y perspectivas a mi trabajo.
En resumen, el presente y el futuro me entusiasman por igual. Siento que me aguarda un camino lleno de retos y oportunidades, y estoy decidido a aprovecharlos al máximo para seguir creciendo como escritor y como persona. Espero poder compartir contigo y con mis lectores los frutos de ese constante proceso de evolución y exploración creativa. Como diría Marguerite Duras: “La escritura va muy lejos… Hasta que uno la remata. A veces es imposible. De repente todo cobra un sentido relacionado con la escritura, es para enloquecer.”
PREGUNTA. Para finalizar, quiero hacerte la misma pregunta con la que cierro siempre este espacio de entrevistas llamado TRAMO SEÑALIZADO. CONVERSACIONES CON PERSONAS APASIONADAS CON SU OFICIO. Víctor, a pesar de todo, de todas las dificultades y desvelos, ¿merece la pena apostar por quien se es? ¿Apostar por tu camino?
RESPUESTA. Esta es una pregunta realmente profunda y significativa con la que me honras cerrar esta entrevista. Es una cuestión que, sin duda, me interpela de manera personal y que me lleva a reflexionar detenidamente sobre el valor de apostar por uno mismo y seguir nuestro propio camino, a pesar de las dificultades que inevitablemente se presentan.
Como escritor, puedo decir con total convicción que, para mí, la respuesta es un rotundo sí. A pesar de los desvelos, las incertidumbres y los momentos de lucha que inevitablemente acompañan este oficio, creo firmemente que apostar por ser quien realmente eres y transitar por tu propio sendero es una decisión que vale la pena tomar. Porque es precisamente a través de ese compromiso sincero con nuestra verdadera vocación y nuestra visión creativa, que logramos alcanzar una realización plena y una conexión profunda con nuestro trabajo. Escribir no es solo una actividad profesional para mí, sino una forma de expresar mi visión del mundo, de compartir mis inquietudes e ideas, de explorar la condición humana. Claro está que el camino no está exento de obstáculos y sinsabores. Hay momentos de frustración, de inseguridad, de cuestionamiento. Pero es precisamente en esos instantes cuando debemos aferrarnos con más fuerza a la convicción de que estamos siguiendo nuestro propósito auténtico, nuestra llamada interior. Es en esa perseverancia y en ese coraje de mantenerse fiel a uno mismo, donde se encuentra la mayor recompensa. Esa sensación de plenitud, de haber dado lo mejor de uno, de haber contribuido con nuestra voz y nuestra visión a la gran conversación de la humanidad. Eso, sin duda, es algo que trasciende cualquier dificultad o desánimo temporal.
Así que sí, a pesar de todo, creo firmemente que apostar por quien realmente somos y recorrer nuestro propio camino es una decisión que merece la pena. Es un acto de valentía, de integridad y de conexión profunda con nuestra esencia más auténtica. Lo voy a resumir con otra frase de mi querida Margarita Duras: “Para abordar la escritura hay que ser más fuerte que uno mismo, hay que ser más fuerte que lo que se escribe”. Y es ese el legado que aspiro a dejar con mi obra y mi trayectoria como escritor.
Todas las mañanas llevaba a mi hija al colegio intentando que no pasara frío. Una tarde que fui a recogerla, la maestra, sonrojada, me contó lo que había ocurrido ese día: un compañero de su aula, seguramente mirando las botas remendadas de mi niña, las ropas baratas que vestía, su carita pálida, le había soltado a media mañana:
-Mis padres tienen más dinero que el tuyo.
Y la niña, abrazando la muñeca de trapos, respondió en voz baja, la vista clavada en el piso:
OTRAS ENTREVISTAS DE TRAMO SEÑALIZADO. CONVERSACIONES CON PERSONAS APASIONADAS CON SU OFICIO:
Carlos Flores, locutor de radio
María José González, "Pepa", librera
Juan Luis Sánchez, crítico de cine
Davidleelibros, Booktuber y escritor
Marcos Núñez, coach profesional
Yolanda Izard, escritora y profesora
Atilano Sevillano, escritor y profesor
Miguel Asensio, artista de artes plásticas y escritor
(Ganador del I Certamen de Relato Breve "SINVERGÜENZA/KANAYA" 2021)
José Antonio Valle Alonso, poeta
Marisa Garcés, psicóloga y escritora
María Ángeles Cantalapiedra, escritora
José Antonio López Rastoll, escritor
Germán Díez Barrio, escritor y profesor
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