Tramo Señalizado. Entrevista a Asier Aparicio: El Entusiasmo y la Profesionalidad de un escritor total

                               


Asier Aparicio: "El humor ha cambiado más la vida de los humanos que la violencia, no me cabe duda"


                         

Si es cierto aquello que decía Ambrose Bierce de que la obra refleja invariablemente el alma del creador, la literatura de Asier Aparicio (País Vasco, 1976), afincado desde su infancia en Palencia, es el reflejo amable de un alma noble, y de alguien entusiasmado por la Literatura y por todo aquello que nos rodea, en un intento incansable de entender el origen de nuestras inquietudes para plasmarlo con su estilo destinado para todos los lectores. Tan entusiasmado con su vocación que, a pesar de su juventud, posee una ya larga lista de títulos publicados en todos los géneros, y cada año los lectores disfrutan con sus nuevas obras, siempre repletas de rigor, oficio, emoción y reflexión. Charlar con Asier es un auténtico placer, y así podrá comprobarlo el lector de esta entrevista, en la que este gran trabajador de la palabra nos regala opiniones a tener muy en cuenta sobre la lectura, el oficio de escribir, la docencia (el otro oficio que desempeña), y en la que nos habla también de sus tres últimos libros publicados. Asier dice que no le gusta pensar en el futuro, "en mi futuro"porque "nuestro tiempo es el presente", y es ahí donde tenemos que apostar nuestras fichas. En el presente la Literatura tiene la suerte de contar con Asier Aparicio. Y en el futuro, sí, aunque a él no le guste hablar de ello, y viendo su profesionalidad y su incansable ilusión, Asier también estará muy presente para suerte de sus muchos lectores.


PREGUNTA. Asier, naciste en el País Vasco, pero muy pronto te trasladaste con tu familia a Palencia. ¿Qué recuerdas de tu infancia en el norte? ¿Qué diferencias comprobaste entre un lugar y otro?

RESPUESTA. Hola, Jorge. Bueno, la verdad es que mi nacimiento en Bilbao fue bastante coyuntural. Mis padres, ambos de un pueblo de Palencia, habían ido, como tantos castellanos de la época, a trabajar al País Vasco, y allí nacimos los tres hermanos. Yo, el más pequeño, apenas viví un año en Durango (donde teníamos nuestro domicilio) antes de retornar a Palencia. Los recuerdos que guardo son de fotos y, eso sí, de ciertas navidades infantiles que pasamos después en Cruces, donde todavía vivieron unos años mis abuelos y algún tío.

PREGUNTA. Si hablamos de lectura, ¿qué fue lo que te 'embrujó' y te convirtió en un lector "enfermizo"?

RESPUESTA. Hay un hito: el verano en el que tenía 16 años. Tuve una lesión de tobillo jugando al baloncesto (un fuerte esguince) y me vi obligado a guardar reposo durante tres meses. Antes devoraba los cómics de Tintín, Astérix, Mortadelo y demás, pero ese verano, a falta de otras diversiones (no había tablets, ni móviles, ni…), me dio por adentrarme en pesos pesados como El Quijote, La Regenta o Fortunata y Jacinta. Y mucho teatro, también mucho teatro: de Mihura, Jardiel Poncela, Muñoz Seca… A partir de ese instante (y los que leemos mucho, lo sabemos), no he parado de descubrir nuevas “posibilidades”. Y no creo que termine nunca, ¡es un mundo infinito!


 La realidad es que los que nos dedicamos a esto conocemos el esfuerzo, los sinsabores, la incomprensión y la renuncia que supone contar nuestras historias, ¡y que además gusten! ¿Por qué lo hacemos, entonces? Supongo que por honda admiración, al menos en mi caso; por la fascinación ante la belleza de los que nos precedieron.


PREGUNTA. Supongo que coincidimos en que para escribir se tiene que haber leído mucho. ¿Cuándo descubriste tu vocación de escritor, Asier? ¿Por qué decidiste ser escritor?

RESPUESTA. Efectivamente, y no es ningún tópico. Me entristece ver cómo bastante gente se empeña en ser "oída-leída" antes que en "escuchar-leer". Existen muchos clichés sobre este oficio de escritor, y uno de ellos (el más dañino) es el del intelectual forrado de pasta, admirado y escuchado por todos, y cuya cómoda vida es la del gurú que pasa sus días impartiendo charlas en salas abarrotadas y firmando libros sin descanso. Y yo me pregunto: ¿en qué mundo en ese?; si todo el mundo escribe y casi nadie lee, ¿en qué mundo ocurre eso? La realidad es que los que nos dedicamos a esto conocemos el esfuerzo, los sinsabores, la incomprensión y la renuncia que supone contar nuestras historias, ¡y que además gusten! ¿Por qué lo hacemos, entonces? Supongo que por honda admiración, al menos en mi caso; por la fascinación ante la belleza de los que nos precedieron. Y con el modesto afán de que nuestra palabra haga que otros se fascinen y descubran su parcela de belleza. En mi opinión, el ser humano es ante todo narrativo, capaz de contar su propia historia; eso nos distingue del resto de animales. De manera que cuando uno empieza a descubrir su propia voz, a “saberse contar” sin que “le cuenten otros”, adquiriendo "consciencia", uno desea que nuestra palabra haga que otros se fascinen de igual manera y descubran su parcela de belleza. En mi caso ese “re-nacimiento” se inició con 17… y aún prosigue. Esperemos que dure siempre…

PREGUNTA. Asier, eres un autor que ha escrito en muchos géneros (poesía, teatro -56 obras escritas-, novela, relato corto, relato infantil, artículos, ensayos, letras de canciones), y pocos te faltan por probar. Eres un escritor polifacético. Además eres un autor muy productivo, escribes mucho y bien, con una ya larga y nutrida lista de títulos en tu trayectoria literaria; cada año no faltan novedades de Asier Aparicio en las estanterías de las librerías. Si lo hay, ¿cuál es el género en el que mejor te sientes a la hora de escribir, tu preferido? ¿O quizá te consideras sencillamente escritor y en todos encuentras por igual el misterio y la magia que la literatura puede ofrecer?

RESPUESTA. Creo que me siento a gusto en cualquier género, siempre que me lo pida la historia. Hay narraciones en las que el contexto es tan crucial, que las circunstancias “crean” a los personajes; entonces opto por la novela. Otras se sostienen por la potencia de los protagonistas, por sus diálogos y acciones; en ese caso escojo el teatro. Si un instante de la vida, una instantánea del momento, es suficientemente elocuente para sintetizar la densidad de la trama, me decanto por el relato corto. En cuanto a la poesía, es ella la que sale a mi encuentro cuando lo expresado exige ese formato. Por último, los artículos resultan útiles para ordenar y expresar las ideas de un modo claro y sistemático. Como he dicho antes, uno descubre su propia voz… y esa voz puede tener muchos registros.



       

    Con la lectura sucede que vas comprendiendo el mundo mejor, lo que te pasa por dentro, y encuentras las palabras adecuadas para expresarlo y entenderlo. El pensamiento se constituye y construye mediante el lenguaje

PREGUNTA. Pero no solo te dedicas a la literatura en la faceta de autor, también en el terreno de la docencia: impartes clases de Lengua y Literatura en ESO y en Bachillerato en un instituto de Palencia. Podría preguntarte cuál es la manera más adecuada para iniciar a los jóvenes en el tesoro de la Literatura, pero quiero ampliar la pregunta también a los mayores, y pedirte que me desveles -si lo tienes- el secreto para que todas las personas, sin distinción de edad, se acerquen a los libros, se sientan atraídos por ellos, y que ya no los aparten de sus vidas.

RESPUESTA. Ahora voy a citar a nuestra querida Paz Altés, directora de la Casa Zorrilla: “Leer no es divertido en sí, supone un esfuerzo”. Esta frase, lejos del desánimo por la lectura, la sitúa en un plano más elevado de la escala hedonista, en la línea de otros placeres no tan inmediatos como el deporte o el montañismo. Los beneficios no se notan el primer día, requieren un cierto grado de perseverancia; y lo mismo que en la actividad física el cuerpo encuentra su bienestar a medio plazo, con la lectura sucede que vas comprendiendo el mundo mejor, lo que te pasa por dentro, y encuentras las palabras adecuadas para expresarlo y entenderlo. El pensamiento se constituye y construye mediante el lenguaje, por tanto, quien, por pereza, desiste de ampliar su vocabulario, también verá reducida su capacidad pensante. Su visión del mundo se verá atrapada dentro de su zona de confort. Es un camino muy fácil, que mucha gente toma en nuestro mundo occidental; pero se trata de una senda que entraña un grave peligro, porque, si dejas que otros piensen y se expresen por ti, ¿dónde queda la democracia?

PREGUNTA. Afortunadamente, tienes muchos lectores y seguidores. En tu obra narrativa, en la que muchas de tus obras se catalogan dentro del género histórico -aunque no todas-, hay una preocupación por llegar a toda clase de lectores, con un estilo sencillo, cercano, en los que el entretenimiento, la emoción y la reflexión son asuntos importantes que deseas crear en todo aquel que tenga entre sus manos uno de tus libros. En ellos encontramos a un auténtico narrador, en los que lo más importante es narrar hechos interesantes y componer personajes a través de la historia que relatas. ¿Qué autores te han influido como escritor, cuáles son tus referentes? ¿Por qué ese gusto por el relato histórico?

RESPUESTA. Me gusta bucear en la Historia, aunque no como huida. Cuando me sumerjo en una época determinada, lo hago con el convencimiento de que quienes vivieron entonces creían, como nosotros, que asistían al “fin de los tiempos”, al culmen de todas las eras. Esa visión “presentista” es muy humana, nuestra mayor tentación. Por ejemplo, el lector actual corre el peligro de enfrentarse a la Historia con cierta prepotencia, con una visión de superioridad moral y de incomprensión; desde su atalaya puede hacer juicios de valor precipitados y equivocados… Por eso mis personajes se enmarcan en el pasado, pero son muy actuales: actúan como actúan en base a un poso atemporal y universal de valores e intereses que no han cambiado. Sucede como cuando lees a Aristófanes o a Shakespeare: poco importa el cuándo o el dónde, sino el drama en sí, la corriente de pasiones que motivan a los humanos durante todas las épocas. Me documento mucho y soy exhaustivo con los datos históricos, pero me interesan más las actitudes que los hechos en sí.




PREGUNTA. Decía antes que has escrito ya 56 obras de teatro. Uno de tus últimos libros publicados es una de ellas, ¡Quédate Mr. Marshall!, que logró el VI Premio Irreverente de Comedia (Ediciones Irreverentes). Hay autores para los que el teatro es una asignatura pendiente, que se les atraganta contar una historia con la creación de diálogos y que esté destinada a cobrar vida en un escenario. ¿Cuál es el secreto, Asier, para lograr escribir buenas obras de teatro?

RESPUESTA. Pues volvemos a la lectura, Jorge. Siempre la lectura. Y en este caso, además, la asistencia como espectador, y esto me despierta el deseo de “levantar una obra”, de dirigirla y de ser actor. Los hombres y mujeres de teatro saben muy bien lo que funciona y lo que no sobre las tablas; por ejemplo, Molière. En mi caso, me falta tiempo para adentrarme más en ese mundo, y me apena... Resulta muy arduo estrenar una obra, requiere mucho trabajo; supongo que es uno de esos “placeres” de los que hablábamos antes. Y sin embargo compensa, ¡y mucho! El teatro es un acontecimiento social y por eso es muy distinto a una novela: cosas que funcionan en la lectura individual no resultan en las tablas (se incorporan “otros lenguajes”, aparte de la palabra escrita). El público múltiple no reacciona igual que el lector solitario. Lo positivo es el feedback inmediato: el autor conoce al instante las reacciones de sus “lectores” o espectadores.

PREGUNTA. ¡Quédate Mr. Marshall! ¿Qué se va a encontrar el lector y el espectador en ella? ¿Es un homenaje a nuestro clásico cinematográfico dirigido por Berlanga en 1953?

RESPUESTA. En efecto, ¡Bienvenido, Mr. Marshall! es una película para disfrutar más de una vez. Me encantan las historias que disfrazan la seriedad de un tema bajo el ropaje cómico. El tono desenfadado es como la lluvia suave, empapa la tierra sin dañarla. El humor ha cambiado más la vida de los humanos que la violencia, no me cabe duda. En ¡Quédate, Mr. Marshall! volvemos a Villar del Río, el mismo pueblo donde se grabó la mítica película. Allí, tras la caravana del cine (que también pasó de largo, como la de los americanos), sus habitantes aprovecharon la fama de su estela para crear una fábrica de bollería. Con el tiempo y mucho tesón, la empresa creció… Hasta que la tercera generación, más dada a disfrutar los frutos que a cultivarlos, vende la mayoría de sus acciones a una multinacional americana. Pasado el tiempo, la multinacional se larga, y al pueblo no le queda más remedio que reinventarse para subsistir. Surgen así las ideas y los intentos, a veces disparatados, para otorgar un futuro a Villar del Río. El drama de nuestra “España vaciada” en clave de humor.




PREGUNTA. Pero últimamente no solo has publicado esta obra de teatro. También tenemos dos reediciones de dos de tus novelas: La Espada Cincel (MAR Editor) y Barcos en la llanura (Ed. Castilla). ¿Por qué quisiste reeditarlas?

RESPUESTA. Porque estaban agotadas y había demanda. Hablé con mis respectivos editores y me ofrecieron su apoyo; estoy muy agradecido. Eso sí, ya que se reeditaban, añadí un relato sobre Gregorio Fernández (“¡Habla, Yacente!”) a La espada cincel, y el formato de audiolibro y un poema épico para Barcos en la Llanura.




PREGUNTA. Con Barcos en la llanura, además el lector, como ya has dicho, se lleva para casa el poema épico Azores. ¿Qué es Azores? ¿Por qué hacer un poema en este caso?

RESPUESTA. Azores es la narración poética de una batalla que tuvo lugar en dicho archipiélago en 1582. Se enfrentaban barcos españoles contra un combinado franco-luso que pretendía recobrar el trono de Portugal, entonces en manos de Felipe II. Me llamó la atención el espíritu sacrificado y decidido del galeón San Mateo, quien se colocó como señuelo para que cinco barcos franceses lo asediaran durante dos horas; su arrojo fue el desequilibrante de la batalla, pues el resto de nuestra flota pilló por sorpresa a los entretenidos y los derrotó. La idea de contar esta gesta como un poema épico compuesto en octavas reales se entiende desde la época; cuando cuento una historia me esfuerzo por adaptar el formato y el lenguaje, acorde a lo narrado. En este caso, en pleno siglo XVI, estaban de moda los cantares heroicos al estilo de La araucana, de Alonso de Ercilla.

PREGUNTA. Tengo una curiosidad, Asier, de la que quiero que me hables. En 2016 fuiste Pregonero Literario de las Fiestas de San Antolín, de tu ciudad Palencia. ¿Qué supuso este reconocimiento para un escritor como tú de la ciudad?

RESPUESTA. Se trata de un precioso recuerdo, un honor. Es de una costumbre muy asentada en Palencia, el acto que inicia las fiestas de San Antolín, y suele caer en manos de reconocidos personajes de la ciudad, y casi siempre de una edad avanzada... Por eso me sentí sorprendido y doblemente halagado. A mis paisanos les gustó mucho, y ese año vendí muchos libros en la Feria, je, je... 

   No me gusta mucho pensar en mi futuro. Creo que nuestro tiempo es el presente, es ahí donde hay que echar el resto.

PREGUNTA. El futuro, Asier. ¿Qué espera del futuro el escritor Asier Aparicio? ¿Cómo te ves dentro de unos años?

RESPUESTA. Te soy sincero: no me gusta mucho pensar en mi futuro. Creo que nuestro tiempo es el presente, es ahí donde hay que echar el resto. Eso no significa que no haga planes, es inevitable. Pero procuro no aferrarme demasiado a ellos, sabiendo que pueden o no pueden ser, porque en la vida, aparte de la voluntad, hay otros factores con mucho peso, como el azar y la sorpresa.

PREGUNTA. Para terminar, te hago la pregunta con la que cierro siempre este espacio de entrevistas. Asier, tú que eres una persona apasionada con su vocación y que por eso estás en TRAMO SEÑALIZADO. CONVERSACIONES CON PERSONAS APASIONADAS CON SU OFICIO, ¿qué le dirías a alguien que duda en atreverse en apostar por su vocación, en intentar ser quién es? ¿Merece la pena?

RESPUESTA. Siempre. Independientemente del resultado. Eso sí, a los que son excesivamente soñadores, les diría que jueguen con dos barajas: la literatura es un sueño real que “nos da vida”, pero es muy difícil “vivir de ella”. Conozco a poquísimos escritores que lo hagan. La mayoría trabajamos en otras cosas y después damos rienda suelta a nuestra creatividad. No obstante esta tensión entre espíritu y materia, que es un signo de nuestro tiempo, resulta muy enriquecedora. Por lo menos, sabemos que existen dos acepciones del término “vivir”, y ese detalle nos hace distintos.











         

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