“Amores perros”: Se cumplen 25 años del estreno de esta película que cambió el cine mexicano

  

“Amores perros”: Se cumplen 25 años del estreno de esta película que cambió el cine mexicano 

 

El pasado 6 de octubre, durante la celebración en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana, su director, Alejandro González Iñárritu, y el guionista, Guillermo Arriaga, dupla icónica, se reconciliaron tras 20 años de desencuentro

En la Cineteca Nacional de México y en salas de todo el país se preparan proyecciones conmemorativas, charlas con parte del elenco y una restauración en 4K supervisada por Iñárritu y Rodrigo Prieto. 

 

Hace 25 años, se estrenó en México Amores Perros, una película que cambió la historia del cine de aquel país. La deslumbrante e impactante ópera prima de Alejandro González Iñárritu (Ciudad de México, 1963), con guion de Guillermo Arriaga, mostró un retrato brutal y honesto de la Ciudad de México a través de tres historias entrelazadas por un accidente automovilístico. 

Con Gael García Bernal, Goya Toledo, Emilio Echevarría y Vanessa Bauche como protagonistas, la cinta reflejó una ciudad herida, violenta y tremendamente humana. Su estructura fragmentada y su fotografía realista, a cargo de Rodrigo Prieto, rompieron con las fórmulas tradicionales del cine mexicano de la época. “Queríamos mostrar un país vivo, contradictorio, hermoso y brutal al mismo tiempo”, recordaría años después su director. 

El impacto fue inmediato. Tras su paso por el Festival de Cannes de 2000, donde ganó el Gran Premio de la Semana de la Crítica, se estrenó en México, y poco más tarde recibió la nominación al Oscar como Mejor Película Extranjera. Su éxito internacional abrió las puertas del cine mexicano y latinoamericano al mundo, e impulsó las carreras de sus intérpretes y creadores, que después llevarían su estilo a producciones como 21 gramos y Babel. 

Hoy, a un cuarto de siglo de distancia, su legado sigue intacto. La película continúa siendo un claro referente, toda una experiencia para los espectadores por su lenguaje visual, su narrativa fragmentada y su mirada descarnada y brutal sobre la desigualdad, el dolor y el desencanto.  

“Revisitarla fue como reencontrarse con un viejo perro: lleno de cicatrices, pero con la misma lealtad”, dijo el director en una reciente entrevista. Y quizá esa sea la mejor forma de entender por qué Amores perros sigue latiendo: porque fue, y sigue siendo, una película viva, feroz y profundamente humana que rebosa verdad y conflicto. Su aniversario es una buena excusa para que el espectador se vuelva a acercar al mundo tan personal de este cineasta ganador de cuatro Oscar.