Brigitte Bardot: diez películas esenciales para entender al mito

 

Brigitte Bardot: diez películas esenciales para entender al mito

El mundo del cine y de la cultura están de luto. El pasado domingo 28 de diciembre moría en Saint-Tropez Brigitte Bardot (1934-2025), la última diva clásica del cine europeo, y su marcha ha dejado un hueco difícil de llenar. Se ha marchado no solo una gran actriz, sino también un icono de la libertad, el compromiso y la independencia. Con el cine, con la moral de su tiempo y con la propia idea de estrella. Bardot no fue solo una actriz famosa: fue una presencia que desbordó la pantalla y cambió la manera de mirar a las mujeres en el cine europeo. 

Su carrera fue breve, intensa y profundamente influyente. Participó en más de 45 películas entre 1950 y 1973. Estas diez películas que se citan a continuación permiten recorrer su legado y entender por qué su figura se ha convertido en un mito que nunca se apagará.

Y Dios creó a la mujer (1956)

Aquí nace el mito. Bardot interpreta a Juliette, una joven libre, sensual y ajena a las normas sociales. No es tanto lo que hace el personaje como cómo lo hace: con una naturalidad provocadora que sacudió al público de la época. Esta película no solo lanzó su carrera, también anunció una nueva forma de feminidad en el cine.

La parisina (1957)

Ligera y encantadora, esta comedia muestra a una Bardot juguetona, consciente de su magnetismo y capaz de reírse de él. Es una película que revela su enorme carisma y su talento para un cine más popular, sin perder sofisticación.

Babette va a la guerra (1959)

Bardot se mueve aquí entre la comedia y la aventura con una soltura sorprendente. Ambientada en la Segunda Guerra Mundial, la película confirma que su atractivo iba más allá de la provocación: tenía ritmo, presencia y una energía contagiosa.

La verdad (1960)

Este fue un punto de inflexión. Dirigida por Henri-Georges Clouzot, Bardot ofrece su interpretación más dura y compleja. Su personaje, juzgado por asesinato, es diseccionado por una sociedad hipócrita. La película demuestra que Bardot podía ser trágica, intensa y profundamente humana.

Vie privée (1962)

Casi un espejo de su propia vida. Bardot interpreta a una actriz atrapada por la fama, perseguida por la prensa y por la mirada constante de los demás. Es un film melancólico y premonitorio, que ayuda a entender su relación tormentosa con la celebridad.

El desprecio (1963)

Godard la convierte en icono moderno. En esta obra maestra del cine europeo, Bardot es silenciosa, distante y dolorosamente bella. Su interpretación es contenida y madura, y cada plano refuerza la idea de que su figura ya formaba parte de algo más grande que el cine comercial.

Viva María! (1965)

Aquí reaparece la Bardot más libre y luminosa. Junto a Jeanne Moreau, protagoniza una aventura revolucionaria llena de humor y vitalidad. La película celebra la amistad femenina y el espíritu indomable, dos rasgos fundamentales de su imagen pública.

Dos semanas en septiembre (1967)

Más íntima y delicada, esta película muestra a una Bardot cansada, introspectiva, casi frágil. El tono es melancólico y anticipa el distanciamiento progresivo de la actriz respecto al cine.

Shalako (1968)

Una producción internacional que confirma su estatus de estrella global. Aunque el film no es de los más memorables, Bardot sigue siendo el centro absoluto de la pantalla, prueba de su magnetismo universal.

Si Don Juan fuese mujer (1973)

Su despedida. Bardot invierte el mito de Don Juan en una última aparición llena de ironía, sensualidad y libertad. Poco después, se retiraría definitivamente del cine, dejando atrás una filmografía corta pero que dejó una profunda huella.

Brigitte Bardot supo desaparecer para conservar su leyenda. Dejó el cine con tan solo 39 años, en la cima, y transformó su vida en otra forma de compromiso, luchando por la defensa de los derechos de los animales. Estas diez películas no solo ayudan a recorrer su carrera, sino a entender por qué Bardot sigue siendo un símbolo de libertad, contradicción y modernidad. No pertenece al pasado, pues sigue y seguirá mirándonos desde la pantalla como un mito inmortal.