69 SEMINCI: Crónica Primera Jornada Sección Oficial (Viernes 18 de octubre)

 

69 SEMINCI: Crónica Primera Jornada Sección Oficial (Viernes 18 de octubre)

Arrancó este viernes la 69 Edición de SEMINCI (Semana Internacional de Cine de Autor de Valladolid) que dirige José Luis Cienfuegos. Una nueva edición que proyectará más de 200 películas en sus secciones habituales (Sección Oficial a Concurso largometrajes y cortometrajes, Tiempo de Historia, Cine Gourmet, Punto de Encuentro, Alquimias, Memoria y Utopía, Proyecciones especiales, Gala RTVE, Hecho en Castilla y León, las actividades para los más pequeños) y a la que se une este año la sección Constelaciones, una nueva apuesta para mostrar los últimos trabajos de  grandes cineastas que visitaron el festival en ediciones anteriores. Alemania es el país invitado y los aficionados podrán disfrutar de su último cine de autor. También habrá una retrospectiva al cineasta norteamericano independiente Nathan Silver. Las Espigas de Honor, en esta ocasión, se entregarán a la recientemente fallecida cineasta española Patricia Ferreira; al crítico, cineasta y director de la Academia Fernando Méndez Leite (que tuvo lugar este viernes en la Gala de Inauguración en el teatro Calderón) y al cineasta iraní Mohammad Rasoulof, quien no pudo recogerla en 2018. También SEMINCI estrena nueva sintonía compuesta por el vallisoletano Javier Vielba.

Sección Oficial a Concurso

El largometraje que inauguró esta 69 Edición fue Polvo Serán, el último trabajo de Carlos Marques-Marcet (1983), protagonizado por la actriz española Ángela Molina. Es su producción más ambiciosa hasta el momento, en la que participan tres países (España, Suiza e Italia), y cuyo preestreno tuvo lugar en el Festival de Toronto donde se hizo con el Premio Platform. Guion escrito por Clara Roquet, Coral Cruz y el propio director, esta vez el cineasta catalán se aparta de las historias de jóvenes que intentan iniciar y desarrollar su camino vital y encontrar su lugar para realizar sus sueños, como ya vimos en Tierra Firme, Los Días que vendrán o en 10.000 km., por una historia en su cuarta largometraje que reflexiona sobre los últimos tramos del camino, la llegada de la muerte, y de cómo decidir salir de él.

Claudia (Ángela Molina), enferma sin posibilidad de cura, decide que no quiere ver llegar a la Parca con todo el sufrimiento que esto conllevará, y acompañada de Flavio, su fiel marido con el que ha estado casada durante 40 años, y quien no quiere seguir viviendo sin ella, viajarán a Suiza para morir en una asociación de muerte voluntaria asistida. Todo esto provocará tensiones entre la familia, pero la decisión ya está tomada.

Ángela Molina en Valladolid.  Foto SEMINCI. 

La manera de encarar los últimos momentos de la vida es el tema de varias películas españolas de este año, como la última cinta de Almodóvar (que se ha estrenado hoy viernes en las salas) o la de Pilar Palomero, Los Destellos. La cinta de Marcet muestra, como el director manchego, la elección a morir de una manera digna. Y lo hace con una tragicomedia musical en la que las coreografías se intercalan en la trama aportando cierta originalidad a un asunto tan delicado como profundo y triste. Hay que destacar este aspecto de la película, y más cuando algunas de las coreografías, inspiradas en las clásicas del director norteamericano Busby Berkeley, resultan muy cuidadas. También hay que elogiar el trabajo de la pareja protagonista, Ángela Molina y Alfredo Castro, que, sin estar brillantes, es también lo de lo más destacable del film. 

¿Pero qué le ocurre a Polvo Serán para que no sea una cinta redonda y verdaderamente emocionante? El director no ha desarrollado todo lo que podía dar de sí esta historia, no ha profundizado en todas sus posibilidades dramáticas, y entrega al espectador una cinta demasiado correcta y fría que se queda en la piel de este tema tan controvertido y polémico. Nos muestra a una pareja que decide morir en un lugar en el que permiten hacerlo, solo eso, colocando sobre la mesa este debate que abre enfrentamientos. Se esperaba algo más de Marcet, y más cuando en sus trabajos anteriores ha sabido interesar realmente al espectador. 

Cartel alemán de My Favourite Cake

Dos cintas más redondas y llenas de humanidad, con puntos en común, que llegan a los corazones de los espectadores, se proyectaron también este viernes. El largometraje iraní My Favourite Cake, del matrimonio formado por Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha, que se estrenó este año en el Festival de Berlín, es una comedia deliciosa, aunque agridulce, que habla sobre la soledad de los mayores, uno de los temas más preocupantes de nuestra sociedad.

Mahin, interpretada por Lily Farhadpour en uno de sus mejores trabajos, tiene 70 años y vive sola en su apartamento de Teherán desde la muerte de su marido y la marcha de su hija al viejo continente. Un día, tras una reunión con sus amigas, se da cuenta de que no quiere seguir como hasta ahora, y saldrá a la calle en busca de pareja, de un hombre bueno que remedie su soledad y tristeza. Tendrá suerte, y encontrará a un hombre que parece el indicado, pero las circunstancias se complicarán. 

Esta segunda cinta de esta pareja de directores, tras Le Pardon, es una pequeña comedia que logra lo que se propone y que no es más, y no es poco, que hacer reír al espectador con escenas verdaderas graciosas y hacerle reflexionar sobre el vacío en el que viven muchas personas de avanzada edad y que parece convertirse en seres invisibles. Tan ligera como profunda, tan divertida como dramática e inquietante, el film es una sencilla y deliciosa pieza llena de verdad, cercanía y sensibilidad que reflexiona sobre nuestra necesidad de compañía, de amar y ser amados. Por eso, al finalizar la proyección, el público regaló un largo aplauso a este film que logra divertirnos y conmovernos. Muy recomendable.

Sección Oficial fuera de concurso

El otro largometraje que arrancó un largo aplauso fue Verano en diciembre, la ópera prima de la española Carolina África (1980), hasta ahora conocida como actriz. Dentro de la Sección Oficial pero fuera de concurso, la cineasta logra una estupenda comedia de mujeres también agridulce, en la que se mezcla con mucho acierto el humor, por momentos desopilante, y el drama.

Cuenta la historia de Teresa, interpretada por Carmen Machi, viuda y madre de cuatro hijas, cada una con su carácter y su vida personal, que cuida también a su suegra, una nonagenaria que padece demencia senil. La cinta muestra las peripecias de cada una de ellas: sus preocupaciones, fracasos, alegrías, deseos, conflictos, la relación por momentos tensa que se establece entre ellas.  

Con un medido guion escrito por la propia directora, unas interpretaciones sobresalientes de todo el reparto femenino (Carmen Machi, Irene Escolar, Bárbara Lennie, Victoria Luengo, Lola Cordón como la suegra inolvidable, Beatriz Grimaldos) y con una destacable dirección de actores, Verano en diciembre es una de las producciones destacables de este año en nuestro cine. Sorprende que Carolina África posea tanta madurez en su primera película, y por ello se anuncia una gran carrera como directora. Logra que el espectador se sienta satisfecho al haberse acercado al cine y ser testigo de estas vidas que se muestran tan cercanas y tan humanas, y eso es ya todo un logro y, quizá, el mayor triunfo. Buena cinta llena de verdad, sensibilidad, gracia y vida, que la cineasta lleva con buen ritmo hasta los títulos de crédito en el que el espectador lamenta abandonar a estas mujeres.  

También fuera de concurso, se proyectó The Most Precious of Cargoes,el último trabajo del reconocido cineasta francés Michel Hazanavicius, una cinta de animación de coproducción franco-belga que narra la vida de un leñador y su mujer que viven en la pobreza y en mitad de un conflicto bélico, y a quienes la vida les cambiará al recoger a una niña arrojada desde los trenes que atraviesan el bosque.