Entrevista a David Acebes y José Antonio Olmedo, autores de "El monstruo en el camerino"
"Somos hermanos de letras". Así se definen estos dos escritores con una ya larga trayectoria, David Acebes (Valladolid, 1976) y José Antonio Olmedo (Valencia, 1977), para explicar la gran amistad literaria y personal que han tenido durante muchos años y que les ha acompañado en su crecimiento como autores y como personas. Tanto es así, que un día decidieron escribir un libro a cuatro manos, un libro muy especial de aforismos titulado El monstruo en el camerino (Ediciones Trea), y que es la prueba de que también se pueden hacer grandes obras de forma conjunta. "Los aforismos son puñales hechos con plastilina, pero que pueden producir arañazos", asegura José Antonio, y el lector lo comprueba en este libro que le sorprenderá, porque es también un intento valiente y transgresor de ir más allá del género. Presentado el pasado 6 de mayo en Valladolid, los escritores conceden esta entrevista pocos días antes de una nueva presentación, esta vez en Madrid, el próximo viernes 9 de junio a las 18,30, en el Aleatorio Bar, en la que estarán acompañados por otro experto en estas píldoras jugosas como es José Luis Morante.
PREGUNTA. Los dos tenéis una larga y premiada trayectoria literaria en diversos géneros. Además, también, sois aforistas. ¿Qué encontráis en el aforismo, qué tiene de especial como para dedicarle vuestro esfuerzo y vuestras horas?
DAVID ACEBES: Para mí se trata de una máscara más. Como dice el maestro Jorge Riechmann, uno no es poeta, sino que está en la poesía. En mi caso, a veces estoy en la poesía como puedo estar en el cuento o en el ensayo. En esta ocasión, me ha tocado estar en el aforismo y lo cierto es que me he encontrado muy a gusto.
JOSÉ ANTONIO OLMEDO: Su naturaleza es líquida, eso, por sí mismo, ya es digno de estudio. Son puñales hechos con plastilina, pero que pueden producir arañazos (no sangrantes, pero sí urticantes). A pesar de ser un artefacto termoestable, reúne diversas características especiales, como la flexibilidad y la baja resistencia a altas conjeturas. Creo que una de las razones por las que el aforista debe seguir creando es porque no todo está (bien) dicho.
Portada de El monstruo en el camerino |
PREGUNTA. El monstruo en el camerino (Ediciones Trea). Título tan misterioso como atrayente para un libro de aforismos. ¿Qué quiere expresar este título?
PREGUNTA. Este libro tiene aspectos especiales e interesantes. En primer lugar, que está
escrito a cuatro manos, sin que sepa nunca el lector de quién es cada aforismo, cada píldora. ¿Por qué, José Antonio, quisisteis escribir un libro de esta forma? ¿Cómo surgió la idea?
JOSÉ ANTONIO OLMEDO: A pesar de que el libro se publicó en febrero de 2023, David y yo empezamos a trabajar en él hace una década. Eso significa que ambos estábamos empezando a publicar libros y, aunque nos movía una vocación innata, desconocíamos cómo iba a ser nuestro futuro como escritores. Aliarnos fue
reforzar nuestra apuesta, tanto en lo literario como en lo personal. Ambos, como investigadores, tenemos una curiosidad filológica, y como creadores somos inquietos, inconformistas, por lo que no tardó en trasladarse al papel toda esa inquietud.
Cada uno de nuestros aforismos sería como un diente del monstruo (David Acebes)
PREGUNTA. Otro de estos aspectos especiales es que pretende dar una vuelta de tuerca al
género, ir más allá. Por eso denomináis vuestros aforismos como arsofismos. ¿Cómo explicas, David, este término a los lectores?
DAVID ACEBES: El término es un neologismo, que se crea por la adición de otros tres: ars,
del latín arte; sofisma y aforismo. El término ars apunta al aspecto más creativo de nuestro quehacer, que es el experimental, ahí meteríamos nuestros lipogramas o nuestras preguntas-eternas quia, mientras que el término sofisma nos emparenta con lo clásico, pero no partiendo desde la certeza, como hace habitualmente el aforista canónico, sino desde la duda. Además, el término arsofismo sería un acróstico de aforismo, al que solo le sobra una “s” y esta letra, según el alfabeto protosinaítico, significa diente, así que, bien mirado, y desde este punto de vista, cada uno de nuestros aforismos sería como un diente del monstruo.
Los autores en la presentación de El monstruo en el camerino, en la Casa-Museo José Zorrilla de Valladolid |
Más que un libro comprometido, diría que es comprometedor. El aforista transpone, supone, repone y recompone, pero también propone (José Antonio Olmedo)
JOSÉ ANTONIO OLMEDO: Más que un libro comprometido, diría que es comprometedor. El aforista transpone, supone, repone y recompone, pero también propone. El arte por el
arte, en tiempos de conflicto, injusticia y sufrimiento, es una frivolidad. Hay gritos
que pueden dar comienzo a una revolución.
DAVID ACEBES: Es comprometido. Lo es desde un punto de vista social o político. Verbigracia: los aforismos que has señalado en tu pregunta… Pero también creo que es comprometido desde el punto de vista de otra de las acepciones del
término. Me refiero a la acepción de algo comprometido como algo peligroso o
delicado. Más que como aforistas, al escribir este libro, nos sentimos, creo yo, como funámbulos sobre la cuerda floja de la literatura. O lo hacíamos bien, o en cualquier momento podíamos caer al vacío.
DAVID ACEBES: Creo que sin humor no podríamos vivir, al menos yo no podría. Al escribir este libro, éramos plenamente conscientes de ello. Por eso titulamos el primero de los capítulos del libro como Humor vacui. Solo a través del humor, se puede llegar a entender y, de paso, a aceptar el vacío que lleva implícito nuestra misma existencia. Como decimos en el prólogo, el arsofismo que cierra este capítulo del Humor vacui es el que mejor ejemplifica esta idea: “Humor constante más allá de la muerte”. En él hemos transformado el famoso título del soneto de Quevedo Amor constante más allá de la muerte por Humor constante más allá de la muerte. O dicho de otra manera: más allá de la muerte, no hay nada, salvo el humor y escarbar en nuestro propio vacío.
José Antonio Olmedo |
JOSÉ ANTONIO OLMEDO: Los contrastes sirven para producir relieves y texturas, con ello se gana en riqueza y profundidad. Paladear una máxima de Séneca y descubrir después que el fragmento de una canción ligera, que parte de la opinión de un personaje famoso etiquetado como inculto o la salida de tono de un político nos pueden conducir al mismo lugar (ilustrar y divertir, además), nos previene acerca de la concepción del arte, difumina la noción de género y coloca al lector en una posición de alerta y apertura que pensamos que este libro necesita.
JOSÉ ANTONIO OLMEDO: Juan Eduardo Cirlot, José Camón Aznar y Cristóbal Serra, por citar (y reivindicar) algunos.
DAVID ACEBES: En mi caso, quisiera reivindicar la figura de Rafael Marín y su Libro de citas de Marcelo del Campo, con el que obtuvo el VII Premio Gran Vía de Ensayo. Para mí es un libro de referencia y lo citaría como un claro precedente de lo que nosotros hacemos, al menos en el aspecto experimental.
Nuestro monstruo, como se dice en la introducción del libro, compone su particular sistema filosófico a través de aforismos (José Antonio Olmedo)
PREGUNTA. Sin que digáis de quién es cada uno, ¿qué piezas son vuestras preferidas de El monstruo en el camerino?
JOSÉ ANTONIO OLMEDO: ¡Calla, canalla!
DAVID ACEBES: Nuestros puntos cardinales... N.O.S.É.
JOSE ANTONIO OLMEDO: No sé si el aforismo posee una capacidad especular mayor que otros formatos para llevar a cabo ese propósito, de lo que no tengo duda es de que, más que un género, es un lenguaje. No solo puede reflejar nuestra condición, también puede cuestionarla. Todo cuanto creemos saber puede ser contradicho con solo un aforismo, y al contrario. Sócrates ya empleaba la QmayéuticaQ (juego de preguntas y respuestas) como procedimiento esencial para estimular la actividad reflexiva de sus discípulos y orientarlos en su búsqueda de la verdad.
DAVID ACEBES: ¿Un género perfecto? Tal vez. Aunque yo no le tengo miedo a la perfección. Como decía Dalí, nunca la alcanzaré. Pero otra parte, como nos enseñó San Juan de la Cruz, hay algo místico en intentar “dar a la caza alcance”.
PREGUNTA.¿Qué les diríais, además de todo lo ya dicho, a los lectores para que se adentrasen en El monstruo en el camerino?
JOSÉ ANTONIO OLMEDO: Que se dejen imbuir y arrastrar de forma natural por el discurso en una primera lectura, sin prejuicios ni ataduras. Lo demás, ya vendrá después.
DAVID ACEBES: Yo les diría que entraran en él sin miedo. No es tan fiero el “monstruo” como lo pintan.
PREGUNTA. Planes futuros. ¿Habrá otro libro de arsofismos escritos por los dos, a cuatro manos? Si es así, ¿para cuándo?
DAVID ACEBES: ¿Quién sabe? Este libro lo escribimos al comienzo de nuestras carreras. Estaría bien, por ejemplo, escribir otro libro parecido como cierre a las mismas…
David Acebes Sampedro (Valladolid, 1976) es licenciado en Derecho. Es miembro del consejo asesor de la revista de crítica y poesía contemporánea Crátera, donde dirige su sección Crátera experimental, y coordinador adjunto y responsable de redes del proyecto cultural Contamos la Navidad. Es autor de las letras de 1202.54, primer disco del grupo de rock La Cueva de Zaratustra y desde 2017 forma parte del Colectivo DARt de Poesía Visual, junto a los poetas Atilano Sevillano y Rafael Marín. Hasta el momento ha publicado los libros de cuentos infantiles Víctor, el centauro y otros cuentos para niños con sueño/s (2017) y El perro que escribía poemas de amor (2019) —I Premio Liliput de Narrativa Infantil—, el ensayo La poesía es cosa de burros (2018) y los poemarios Una décima parte de mí (2018) y El corazón está al fondo a la izquierda (2021). En marzo de 2018 fue nombrado ahijado de la Casa-Museo Zorrilla de Valladolid y en 2019 se encargó de la edición comentada de Divinas palabras, de Ramón de Valle-Inclán para Ediciones Irreverentes. En 2023 publica el libro de aforismos El monstruo en el camerino (Ediciones Trea) junto a José Antonio Olmedo.
José Antonio Olmedo López-Amor (Valencia, 1977) es titulado en Audiovisuales y graduado en Estudios Hispánicos, Lengua Española y sus Literaturas por la Universidad de Valencia. Colaborador en revistas como Quimera, Turia, Los Diablos Azules o Revista de Letras, y codirector y cofundador de la revista Crátera y de su sello Crátera Editores. Ha publicado los siguientes poemarios: Luces de antimonio (2011); El testamento de la rosa (2014); La soledad encendida (2015); La flor de la vida (2016); Maldito y bienamado bibelot (2017); Nubes rojizas (2019); Actos sucesivos (2020); Agua nueva (2021); y El monstruo en el camerino (2023), junto a David Acebes. En 2017 publicó el libro de ensayo y crítica Polifonía de lo inmanente. Apuntes sobre poesía española contemporánea 2010–2017; y en 2020, el libro de investigación El pájaro a la rama. Conciencia del tiempo y tiempo de la consciencia en la poesía de Ricardo Bellveser (1977–2020). Ha antologado [Ex]centricidad. 11 exopoetas que abren camino en la poesía española contemporánea (2022). Incluido como aforista en la antología 11 aforistas a contrapié (2020), ha ganado, entre otros, los premios Limaclara, de ensayo (2016), Ateneo Mercantil, de poesía (2019) e Isabel Agüera, de poesía (2017). Su blog, Acrópolis de la palabra, es leído en más de 100 países.
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