Artículo de hoylunes.com sobre "Ausentes", mi primera exposición fotográfica
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oria que Habita en el Silencio
Muchas gracias al diario hoylunes.com y a Ehab Soltan por este maravilloso artículo sobre "Ausentes", mi primera exposición fotográfica. ¡Todo un honor!
Ausentes: La Memoria que Habita en el Silencio

«Ausentes» no busca la lágrima fácil ni el golpe emocional inmediato. Su efecto es más profundo: nos deja una incomodidad que no termina con la visita, sino que crece en el recuerdo.
Por Ehab Soltan
HoyLunes – Las paredes blancas del Centro Cultural acogen una ausencia que no pesa, sino que respira. «Ausentes«, la exposición fotográfica de Jorge Alonso Curiel, no grita, no acusa, no sentencia. Observa. Y desde esa mirada silenciosa pero firme, deja que los rostros, los paisajes, los gestos congelados por la lente, hablen desde su propia orfandad.
La muestra reúne 28 fotografías, de las cuales 25 son en blanco y negro y solo tres en color. Una decisión estética que acentúa la introspección de las escenas: casi todas son callejeras, intensas, marcadas por el contraste entre luz y sombra. Cada imagen es una pequeña historia detenida, una reflexión en silencio sobre algunos de los temas recurrentes en su literatura: la soledad, la incomunicación, el amor y el desamor, la búsqueda de un refugio, la desorientación vital, la inadaptación y la necesidad urgente de amar y ser amado.

En este viaje visual, la luz juega a ser testigo. El montaje, sobrio pero cuidadosamente articulado, dispone las fotografías a la altura del pecho, como si nos invitara no a mirar desde arriba ni desde lejos, sino a igualar nuestra respiración con la de quienes ya no están. Las imágenes cuelgan como reliquias de lo cotidiano interrumpido. La distancia entre una y otra parece medida con una emoción que no se ve, pero se siente: el respeto.

En una de las imágenes centrales —captada en la fotografía que acompaña este reportaje—, vemos el retrato de un hombre de mirada quieta, casi detenida en el tiempo. A su lado, otro marco encierra una silueta indefinida: el rostro no es del todo nítido, como si el tiempo ya comenzara a borrarlo. Esta decisión visual —dejar que algunas figuras se desvanezcan— no responde a un error técnico, sino a una poética de lo efímero. Curiel no retrata el dolor de la desaparición, sino su rastro.
Sobre una pared lateral, una serie de cinco retratos enmarcados con sobriedad se alinean como una constelación sin cielo. En la imagen que documenta esta sección, las figuras aparecen aisladas del fondo, con una nitidez que contrasta con la opacidad de sus destinos. Cada rostro es un testimonio. No se trata de representar a personas específicas, sino de construir una galería simbólica de los olvidados. Lo inquietante es que sus miradas nos encuentran. Nos detienen.

Al fondo de la sala, un tercer conjunto de obras muestra paisajes deshabitados: puertas entreabiertas, sillas vacías, una mesa puesta para nadie. La atmósfera en estas piezas es densa pero no opresiva. Jorge Alonso Curiel no estetiza la tragedia; la pone a la altura del alma. En una de estas fotografías —visible en otra de las tomas—, un simple perchero vacío en una esquina evoca más que cualquier discurso. ¿Cuántas personas caben en una ausencia?
El montaje acompaña el contenido con precisión milimétrica. No hay paneles explicativos ni largas leyendas que distraigan. Las obras están ahí, flotando en el espacio como vestigios de una memoria que se niega a desaparecer del todo. Una luz cálida pero tenue baña la sala, creando una atmósfera de recogimiento, como si se tratara de un lugar de duelo, pero también de dignidad. El visitante no recorre una exposición; entra en una conversación muda.

«Ausentes» no busca la lágrima fácil ni el golpe emocional inmediato. Su efecto es más profundo: nos deja una incomodidad que no termina con la visita, sino que crece en el recuerdo. Porque lo que Jorge Alonso Curiel logra con esta muestra no es mostrar a quienes faltan, sino recordarnos que la memoria herida también es una forma de dolor psicológico.
Aquí, la fotografía es más que un medio artístico: es una forma de resistencia. Y el arte, lejos de ser decorativo, se convierte en testigo.
SOBRE EL AUTOR
Licenciado en Filología Hispánica, Jorge Alonso Curiel (Valladolid, 1965) es escritor, poeta, profesor de lengua y fotógrafo. Con una sensibilidad multidisciplinar fue distinguido con la Mención de Honor ‘Rosa Chacel’ 2021 que reconoce la trayectoria narrativa de autores vallisoletanos. Ha publicado catorce libros en géneros diversos, entre los que destacan el poemario «Las manos del sueño» (Ed. Vitruvio, 2020), la novela negra «El alumno inquietante» (Apache Libros, 2021) y la novela «El avión de los inocentes» (Platero Coolbooks, 2023). Creador del Certamen Internacional de Microrrelato que lleva su nombre, es además miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC) y autor del espacio de entrevistas «Tramo Señalizado».
Su obra «Ausentes» recorre los límites entre la imagen y la palabra, lo íntimo y lo histórico, lo visible y lo callado — y su mirada estética se caracteriza por una exploración ética del presente. Curiel aborda con delicadeza y fuerza la huella invisible de los desaparecidos, en un proyecto que conjuga la denuncia y la memoria con una poética depurada.
La exposición podrá visitarse del 2 al 15 de junio en el «Centro Cívico Bailarín Vicente Escudero de Valladolid», en horario de lunes a viernes de 8:30 a 14:30 h y de 16:00 a 21:30 h, y los sábados de 10:00 a 14:00 h y de 17:00 a 20:00 h. También se expondrá entre el 1 y el 16 de diciembre en el Centro Cívico “Delicias” de la misma ciudad.
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