Curiosidad de escritor (Encuentros en librerías de segunda mano)

                                Por Jorge Alonso Curiel

Es una sensación curiosa, especial. Encontrar mis libros en librerías de segunda mano, como así me ha sucedido alguna vez, quizá sea un duro impacto y una prueba de humildad para algunos escritores, pero para mí es un asunto que no me provoca ninguna desazón. Es una mezcla de sorpresa, cierta ternura y curiosidad, y mi cabeza empieza a imaginar lo que ha vivido ese libro, en qué manos ha estado, en qué lugares, y las razones por las que ese lector o lectores han decidido venderlo. Es toda una aventura imaginativa, y hasta quizá pueda aparecer el argumento de una nueva historia a escribir. 

Pero ahora, a todo lo dicho, se le ha sumado otro asunto. Me refiero a las webs de ventas de segunda mano, en las que las personas cuelgan las fotos y las descripciones de todo tipo de artículos usados y en buen estado por los que quieren conseguir unos billetes. Y la sorpresa ha sido saber por medio de un amigo, que en una de ellas algunas personas han colgado un par de mis libros. De nuevo es una sensación especial, que tampoco me desagrada. Pero, en este caso, uno puede ver el nombre y la dirección de quien lo pone a la venta. La imaginación se vuelve a disparar; uno comienza a pensar en el recorrido de ese libro, y hasta le es posible contactar con esa persona. La tentación es muy fuerte, esa es la verdad. Escribir a ese hombre o mujer para preguntarle por todos los asuntos que a uno se le antoje. ¿Lo haré? ¿Venceré a la tentación y no preguntaré? Dicen que todo escritor que se precie tiene libros en las estanterías de segunda mano. Todos los escritores somos muy curiosos; y la curiosidad me puede...