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"El Balcón de mis Sueños". Relato erótico de unas vacaciones de verano.

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         El Balcón de mis Sueños                   Por  Jorge Alonso Curiel Ella no lo sabe. Mi mujer no lo sabe. Tampoco nunca lo sabrá porque estas cosas no se deben decir, te ocurra lo que te ocurra, dentro de un matrimonio. Se equivocan los que dicen que a tu mujer le tienes que confesar cualquier asunto, lo que has hecho o no has hecho, lo que piensas o no piensas, lo que deseas o lo que has dejado de desear. Cada miembro de la pareja debe tener su espacio privado, y por ninguna causa adentrarnos en él, o permitir que el otro se adentre en el nuestro con cualquier motivo: no hay que dejar que la transparencia total rija nuestras vidas para desvelar todos nuestros secretos cuando vivimos en pareja, ya sea por amor o por enamoramiento o por otro motivo. Esto lo sé, y nunca he cometido ese error. Yo le digo siempre, cuando queda menos de veinte días para que entre julio, que estoy deseando tomar vacaciones, que llegue ese primero de mes solo para poder irnos a nuestro apartamento de

"Pueblos". Relato rocambolesco sobre la despoblación

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                          Pueblos               (Relato rocambolesco                sobre la despoblación)                                                        Por Jorge Alonso Curiel Lo pude comprobar el pasado fin de semana. Yo soy un tipo muy urbano, un urbanita marcado a fuego, mi lugar natural –y que sea por mucho tiempo– es mi ciudad de Madrid. A mí que no me saquen de la capital, porque ni quiero ni me muevo bien fuera de esta urbe. El campo me es algo muy desconocido, y las veces que he estado en él en mis casi 35 años de vida, me han salido hasta sarpullidos, no he sabido moverme allí. Pero a lo que iba. El fin de semana pasado pude comprobar por mí mismo eso que llaman el despoblamiento de las zonas rurales, lo vacíos que están quedando cientos de pueblos españoles, al borde muchos de estar sin habitantes, asunto que parece preocupar una barbaridad, y que leemos y  escuchamos en todos los sitios. Mi mujer tenía ganas de ir a una casa rural en un pueblo de la profunda Casti