¿Estamos más cerca de saber que no estamos solos en el universo? Cambridge detecta las señales más claras de posible vida extraterrestre
La pregunta ha acompañado a la humanidad desde que levantamos la vista al cielo: ¿existe vida más allá de la Tierra? Hoy, esa cuestión milenaria acaba de dar un paso emocionante hacia una posible respuesta. Un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge ha anunciado el hallazgo de las señales más claras detectadas hasta ahora de posible vida extraterrestre, y el escenario no podría ser más fascinante: un exoplaneta situado fuera de nuestro sistema solar.
Desde un planeta lejano
El protagonista de esta historia es un exoplaneta llamado K2 18 b, un planeta que orbita alrededor de una estrella enana roja, envuelto en hidrógeno, mayor en tamaño y en masa que la Tierra. Aunque se encuentra a 124 años luz de distancia, los avances tecnológicos han permitido a los investigadores analizar su atmósfera con un nivel de detalle impensable hace apenas una década.
Utilizando datos obtenidos por telescopios de última generación, el llamado MIRI de James Webb, los científicos identificaron compuestos químicos que, en la Tierra, están estrechamente relacionados con procesos biológicos. No se trata de una prueba definitiva de vida, pero sí de una pista bastante prometedora.
¿Qué se ha encontrado?
El equipo de Cambridge detectó en la atmósfera del planeta gases que no deberían coexistir en grandes cantidades si no hubiera algún tipo de proceso activo renovándolos constantemente. En nuestro propio planeta, este desequilibrio químico es mantenido por organismos vivos.
Dicho de otro modo: si nadie “repusiera” esos gases, desaparecerían con el tiempo. El hecho de encontrarlos juntos sugiere que algo está ocurriendo allí, y ese “algo” podría ser biológico.
Cautela científica
Los propios investigadores insisten en la prudencia. En ciencia, especialmente cuando se habla de vida extraterrestre, la cautela es clave. Existen procesos geológicos o químicos aún desconocidos que podrían explicar estas señales sin necesidad de recurrir a seres vivos.
Sin embargo, incluso con todas las reservas, el hallazgo es extraordinario. Nunca antes se habían detectado biofirmas tan claras en un mundo fuera de nuestro sistema solar.
Este descubrimiento marca un hito en la astrobiología. No significa que mañana vayamos a recibir una señal de radio de alienígenas, pero sí que ya no buscamos vida a ciegas. Sabemos qué buscar, dónde hacerlo y cómo interpretar las pistas.
Además, refuerza una idea poderosa: el universo es vasto, diverso y quizá mucho más vivo de lo que imaginábamos.
Trabajo por hacer
Los próximos pasos incluyen nuevas observaciones con telescopios aún más potentes, como el James Webb y futuras misiones espaciales diseñadas específicamente para estudiar atmósferas de exoplanetas.
Puede que aún falten años para una confirmación definitiva, pero algo está claro: la pregunta de si estamos solos ya no pertenece solo a la filosofía o la ciencia ficción, sino al corazón mismo de la investigación científica actual.
Y quién sabe, tal vez en algún rincón lejano del cosmos, alguien también esté mirando al cielo y haciéndose la misma pregunta.

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