Atilano Sevillano presenta el libro de haikus "Las Cuatro Estaciones. Haikus para jóvenes lectores"
"En principio estaba dirigido para jóvenes, pero está también destinado a los adultos". Así puntualizó Atilano Sevillano (Sayago, Zamora, 1957), salmantino de adopción y residente en Valladolid, esta pasada tarde del miércoles en la sala Narciso Alonso Cortés de la Casa Zorrilla de Valladolid, y dentro del programa Valladolid LetraHerido, en la presentación de su tercer libro de haikus, tras haber publicado Hojas volanderas (Celya, 2008) y Trazos. Haikus y otros poemas breves (Ediciones Vitruvio, 2020).
Un escritor amante de los géneros breves, que empezó a publicar de manera tardía a partir de los 40 años, un "autor de lo mínimo", como le definió el presentador del acto el profesor universitario y escritor Pedro Ojeda (ha publicado microrrelato, aforismo, microteatro, poesía, poesía visual, haiku y relato breve), en el que ha querido ofrecer en su nueva obra Las Cuatro Estaciones una guía para adentrarse en este género de origen japonés tan en boga y que recuerda su faceta didáctica como profesor de Lengua y Literatura que tantos años realizó antes de la jubilación.
Atilano Sevillano durante la presentación |
El libro está dividido en un pórtico o introducción en el que explica el origen del haiku, en una selección de 28 poemas divididos en las cuatro estaciones del año y acompañados cada uno de una ilustración de Sonsoles Yáñez, y en una parte final en la que se encuentra un taller de iniciación al haiku, donde se describe la composición de este tipo de poemas, se enseña a escribirlos y se advierte de sus beneficios psicológicos y sensoriales que hacen volver, en un mundo vertiginoso y estresado, al acto de contemplar, y a desarrollar "tu atención, la concentración. Da paz, tranquilidad, sosiego", apuntó el escritor, y que también puede "servir para reencontrarnos con la naturaleza".
Pedro Ojeda y Atilano Sevillano |
Un género lleno de peculiaridades, de aparente sencillez, pero de "silencios y profundidad", añadió Ojeda, y que en los últimos tiempos se ha distanciado mucho del haiku clásico. Atilano aboga por seguir las formas y los temas primigenios, "con todos los requisitos". "El haiku está en la naturaleza", aunque también afirmó que puede estar en el mundo urbano, e incluso en las escenas cotidianas. Se trata de un momento, una escena, "una imagen captada por una cámara fotográfica". Con una métrica medida de tres versos de 5, 7 y 5 sílabas ("aunque esto lo siguen los poetas principiantes"), sin rima, y con kireyi, que es una pausa, un punto en el primer o segundo verso. También es indispensable la referencia a una de las estaciones del año (kigo), que cause una emoción al lector, y a la hora de leerlo hay que hacerlo dos veces.
Inauguración de la exposición de las ilustraciones de Las Cuatro estaciones
La ilustradora Sonsoles Yáñez |
También en el mismo acto, el poeta y haijin Pablo Macías recitó algunos de los haikus del libro; y además se inauguró la exposición de 24 ilustraciones que aparecen en el libro y que se podrán ver en la misma sala Narciso Alonso Cortés hasta el próximo 10 de diciembre. "Al principio iban a ser dos ilustraciones por cada estación", explicó Sonsoles Yáñez, "pero al final ha habido más". Expuestas sobre cartón, su finalidad es que atraigan "al niño para practicar el haiku".
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