Once años de la muerte de Amy Winehouse

                                                                    Por Jorge Alonso Curiel

No quiero dejar de hacer un pequeño homenaje al aniversario de la muerte -once años ya- de la cantante más importante de los últimos tiempos: la británica Amy Winehouse.

Vale que tenía un fuerte carácter autodestructivo; vale que no supo rodearse de las personas que le convenían, incluyendo a un padre egocéntrico que solo le interesaba el dinero; vale también que no fuera fuerte para vencer sus adicciones al alcohol, a la heroína, al crack; vale también que no fuera más que corazón y sentimiento, y que no fuese capaz de que la parte cerebral gobernara su vida. 

Pero lo peor de todo lo que le sucedió, fue enamorarse como una loca de Blake Fielder, un tipo inmaduro y pendenciero que no la convenía en ningún sentido, que la metió en el mundo de las drogas, y que la abandonó por dos veces, siendo la última la que le hundió definitivamente a esta cantante superdotada conduciéndola a su final definitivo.

Todo esto lo vemos en el documental Amy, dirigido por Asif Kapadia en 2015, en el que entendemos con la ayuda de muchos vídeos privados, familiares y caseros, a esta mujer hipersensible que escogió de forma incorrecta a sus compañeros de viaje.

El amor es lo que realmente nos define, y lo que marca nuestras vidas para siempre. El amor como fuerza dinámica para bien o para mal.

 

Siempre nos quedarán sus canciones.