La Literatura, solo cosas buenas

Te despiertas en mitad de la madrugada, contrariado porque necesitabas descansar y porque sabes que te costará volver a dormir. Entonces coges el libro que tienes en la mesilla y que tanto te está gustando. Lees una media hora, disfrutas durante ese tiempo, y el enfado va desapareciendo hasta dibujarse en tu rostro un gesto de satisfacción, de auténtica serenidad. Entonces sientes que el sueño se va acercando, que sus manos cálidas y acogedoras te van envolviendo lentamente, como un amante experto. En unos momentos, vuelves a dormir. La literatura, allá por donde la mires, solo cosas buenas.