SEMINCI 68 Edición: Quinta Jornada (miércoles). Sección Oficial
SEMINCI 68 Edición: Quinta Jornada (Miércoles). Sección Oficial
Foto Seminci |
Kiti Mánver en la rueda de prensa de Mamacruz. Foto Alonso Curiel |
Música: ¿De qué va esta película?
Es siempre difícil escribir sobre una película de la que uno no se ha enterado de su argumento por mucho que lo haya intentado, ni de cuál es tampoco su propósito. Esto me ocurre con Música, de la alemana Ángela Schanelec, su undécima cinta. Y por ello, sorprende aún más que este film indescifrable e insoportable ganara el Oso de Plata al mejor guion en la pasada Berlinale, el Festival de cine de Berlín. La sinopsis habla de una revisión de una tragedia de Sófocles, y supongo que lo será, pero el resultado es un compendio de imágenes sin un sentido claro y que no conducen a ninguna parte, o al menos así me lo ha parecido: una playa, una mujer que sufre entre gritos en un paraje montañoso, un bebé con heridas en los pies rescatado de una cueva cerca del mar, unos presos en una cárcel que usan un calzado muy particular y llamativo...
La directora ha realizado un pastiche, un collage falsamente poético, confuso, demasiado audaz, con el que no se sabe muy bien lo que ha querido mostar. Abucheos en la sala al acabar la proyección. Una masturbación autoral que te desalienta y te enfada. Un aburrimiento hipnótico.
Las Cuatro hijas: Denuncia de una situación insostenible
La siguiente cinta a competición es el tercer largometraje de la tunecina Kaouther Ben Hania. Cuenta la historia de Olfa que, en 2016, perdió a dos de sus hijas al unirse al Isis en Libia. La cineasta logra una obra con una puesta en escena sobria, con las protagonistas que hablan directamente a la cámara, y en la que mezcla de manera interesante ficción y documental con los protagonistas reales y con tres actrices que encarnan a las dos hijas ausentes y, a ratos, a la madre.
Realidad y ficción que sirve para expresar una auténtica tragedia, para expresar emociones reprimidas y para denunciar sin cortapisas la violenta dictadura del patriarcado en su país. Un film que impacta a todos aquellos que les interese lo que cuenta. Consiguió el Premio Ojo de Oro al mejor documental en Cannes, y está nominada a los premios del cine europeo.
El Rapto: Una historia real
La tercera cinta a competición es El Rapto, del veterano y gran director italiano Marco Bellocchio (1939). Es un cineasta que casi nunca decepciona por la solidez de sus obras, por sus estupendos guiones y su acertada dirección de actores. Es todo un referente en el cine de autor.
En 1858, en el barrio judío de Bolonia, los soldados del papa Pío IX irrumpen en la casa de la familia Mortara para llevarse, por orden del cardenal, a Edgardo, uno de sus hijos de tan solo siete años para recibir una educación católica. El drama comenzará para unos padres que harán lo que sea para recuperar a su hijo.
El director continúa con su gusto por tratar hechos reales y filma una obra clásica y potente, elegante, de factura impecable, con unas destacables interpretaciones y que atrapa desde las primeras imágenes. Obsesionado por los secuestros, Bellocchio logra una muestra más de buen cine en una filmografía que lleva brillando desde los años 60, y que ha ganado importantes premios en Venecia o en Cannes. Si hay que ponerle alguna objección es que puede sobrarle un cuarto de hora o veinte minutos con lo que la cinta hubiera sido algo mucho más directa. Compite Bellocchio por primera vez en la SEMINCI. Es una de las claras candidatas a llevarse la Espiga de Oro.
Secundarias: Homenaje a las mujeres
En la sección Castilla y León en Largo (por la que ya han pasado Gallo Rojo, de Enrique García-Vázquez, y el documental Rioja, la tierra de los mil vinos, de José Luis López- Linares) se proyectó este miércoles el tercer largometraje del director vallisoletano Arturo Dueñas (1962). Nominado al Goya de cortometraje documental en 2022 por Dajla. Cine y olvido, el director ha querido hacer un homenaje a las mujeres que han estado tan maltratadas a lo largo de la historia, siendo secundarias.
Rodado en un único plano-secuencia en el teatro Calderón de Valladolid, la cinta narra las peripecias de las actrices y de una encargada del vestuario entre bambalinas antes y durante del estreno en el escenario de la obra Cartas al Emperador, de Roberto García Encinas, en la que se cuenta la ultima noche del emperador Carlos V que, agonizando, se le presentan como pesadillas las mujeres más importantes de su existencia. Es una apuesta interesante, bien dirigida e interpretada, con un tema apropiado del que se deben hacer más películas.
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