Recuerdos en Fuente Dorada, en Valladolid
Tras escribir en un anterior post de El Puente de Hierro, uno de los lugares emblemáticos de mi ciudad Valladolid, hoy me apetece hablar de otro lugar con mucho encanto de la ciudad pucelana.
Me refiero a La Plaza de Fuente Dorada, con 400 años de historia. La otra noche pasé por ella en uno de mis largos paseos por las calles como buen flaneur y le hice esta foto en la que se puede apreciar la nueva iluminación. Está muy cerca de la Plaza Mayor, y es y fue un sitio de referencia, y todo aquel visitante de Valladolid no puede abandonar la ciudad sin visitarla.
Tengo buenos recuerdos de este sitio. Allí quedaba, cuando tenía 15 años, con Sonia, una chica amable y guapa que tenía un año más que yo, con la que viví momentos estupendos. No fue la primera novia que tuve, porque un año antes había tenido una aventura con otra chica que duró unos meses, pero puedo decir que Sonia fue la primera chica de la que me enamoré. Y creo que ella, así me lo decía, también de mí.
Éramos de distinto colegio, vivíamos lejos el uno del otro, y quedábamos en esta plaza todos los sábados y domingos por la tarde, y luego nos íbamos a otros sitios. Durante la semana nos era imposible vernos. Por eso aprovechábamos el fin de semana todo lo que podíamos. Con ella no me di los primeros besos de mi vida, pero sí de los primeros, de esos que uno nunca podrá olvidar, de los que te marcan para siempre, de los más dulces, cálidos y amorosos que nunca volverás a dar ni a sentir. De aquellos besos que te hacen traspasar la puerta a un nuevo mundo que desconocías, y en donde tu existencia ya no será nunca la misma.
Y es que qué grandes ratos pasamos. Duró casi tres años nuestra relación, y muchas veces pienso en lo que habrá sido de ella. Donde estará, qué cosas habrá hecho, y si podría reconocerla después de tanto tiempo si es que me cruzara con ella por la calle o me la encontrara en algún lugar o incluso en otra ciudad. Allá donde estés, te mando un beso enorme, de aquellos que jamás se borran de la memoria...
Siempre quedarán los recuerdos, La Plaza de Fuente Dorada, y mi querida ciudad, testigos todos del paso de la vida y de las pasiones de quienes avanzan en este camino tan difícil aunque también tan maravilloso.
Los sitios quedan impregnados de las personas que los frecuentaron y si es una historia de amor, aún más. Esa chica sigue a tu lado. No lo dudes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eliminar¡Un enorme abrazo, admirado compañero!