Crítica de "Madres Paralelas", la nueva cinta de Pedro Almodóvar: La peripecia de dos mujeres embarazadas
¿Qué le está pasando a Almodóvar?
Con
cada estreno del nuevo largometraje del manchego universal, el espectador al que le gusta este cineasta siempre entra
en el cine ilusionado con encontrarse con el pulso, el estilo y el
talento del gran autor que es, y que tantas veces lo ha demostrado.
Pero últimamente el director -y más concretamente desde 2006 con
Volver
y con el regreso a su cine de Carmen Maura- no había convencido con
sus cintas. Es cierto que su anterior largo, su relato con mucha
carga autobiográfica Dolor y Gloria y
que es su personal 8/2 felliniano,
posee aspectos interesantes y unas interpretaciones estupendas, pero
tampoco se trataba de un ejercicio redondo ni llegaba a la altura de
su gran cine como en el que realizara en la década de los ochenta o en
las oscarizadas Todo
sobre mi madre (Mejor Cinta de Habla No Inglesa) o Hable
con ella (Mejor Guion original). Y es que Volver, ese estupendo film que comienza a
mostrar a un cineasta más sobrio y oscuro, y quizá atormentado, es
la última ocasión en la que el espectador salió satisfecho de la
sala, habiendo visto una buena película en la que reconocía todo su estilo y su mundo personal, con su carga de emoción,
sus destellos de humor tan característicos y el trabajo tan medido de
sus actrices, y en la que Carmen Maura hace suya la película y daba
otra lección de personalidad y sabiduría interpretativa.
A
partir de ahí Almodóvar pareció perder su brillantez, su ingenio, su
capacidad para entretener y hacer reflexionar. Cintas como La
piel que habito, Los amantes pasajeros o
Julieta causaban indiferencia en el espectador, provocando en muchos
casos bostezos en las salas, al echar en falta esa mezcla tan
reconocible de profundidad, emoción, irreverencia y humor en unos
guiones que ya no contaban historias interesantes. Dolor y
Gloria pareció ser un atisbo de su regreso al buen camino, y
entregar de nuevo tarde o temprano una de sus obras imborrables -o al menos no tan decepcionantes- y que
tanto peso han tenido en el cine de nuestro país.
Por eso se esperaba con tanta expectación su nueva
cinta, esta Madres Paralelas, la 23 de su carrera, protagonizada por Penélope Cruz que
ganó por este trabajo la Copa Volpi a la mejor interpretación femenina en el pasado
Festival de Venecia, y con la joven Milena Smit, con guion original, como
siempre, del propio Almodóvar, y con todo su equipo habitual como
Alberto Iglesias en la parte musical y José Luis Alcaine en la
fotografía. La película narra el encuentro de dos mujeres
embarazadas en la habitación de un hospital y que en las próximas
horas van a dar a luz. Las dos no buscaron ser madres, pero Janis,
una madura fotógrafa que está inmersa en el proceso de la
recuperación de los restos de su bisabuelo desaparecido en la Guerra
Civil, está feliz por serlo por primera vez; mientras que Ana,
la otra protagonista que resulta ser una adolescente traumatizada y con mucho
miedo, no lo desea. Entre ellas se creará un fuerte vínculo y
vivirán juntas unos hechos que acabarán cambiando sus vidas.
¿Y qué ha logrado Pedro Almodóvar en su nueva obra en la que otra vez las mujeres tienen el peso fundamental?
¿Ha recuperado el buen pulso? Lamentablemente, no es así. El
manchego ha realizado otro largo que no permanecerá demasiado
tiempo en la memoria del espectador. Se trata de una muestra muy
lejana de lo que puede darnos un director de su talento. La cinta es
una historia prescindible, vacía, que entra de lleno en el folletín
más facilón y ramplón, lleno de tópicos que sorprende en un
guionista y director de su trayectoria; y
además con una veta panfletaria burdamente planteada, con un
lenguaje directo sobre lo que piensa el director acerca del debate de
la recuperación de los restos de los fusilados y desaparecidos de
nuestra Guerra Civil, realmente no intrincada en la trama, y que
hubiera sido mucho más conveniente y eficaz haber elaborado una
trama bien estructurada para gritar el mismo y lícito mensaje.
Madres Paralelas es otra decepción en un cineasta que despierta tanto interés y que es pieza fundamental en el cine español. Una cinta simple, aburrida, poco elaborada. En la que lo
mejor -si algo hay que destacar- es el correcto trabajo de las dos
protagonistas, aunque lejos de la brillantez. ¿Volveremos a tener
algún día a un Almodóvar interesante?
También me desilusioné con la peli, aunque después me dí cuenta o caí en cuenta de algunas escenas muy bien logradas. Creo que tendremos que acostumbrarnos a este nuevo Almodóvar. Derecho adquirido, que le dicen.
ResponderEliminarEs verdad. Creo que Almodóvar ha entrado en una dinámica de la que será difícil que salga. Esperemos que nos sorprenda. ¡Un abrazo!
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