La mesa bajita de las Nochebuenas
La mesa bajita de las Nochebuenas La Navidad de mi infancia era aquella mesa pequeña y bajita, marrón oscuro, en la casa de la ciudad de mi abuela. Aquella mesa humilde, barata, que cojeaba, crujía a cada movimiento, y que ahora ya no existe. En Nochebuena nos sentábamos a su alrededor, algo agachados, y aquello era la pura Navidad, la auténtica alegría. Un tiempo lleno de dicha que no he vuelto a vivir. Miradas amables, ojos desprovistos de sombras, discursos cálidos y alegres, gestos sin escudos. El verdadero tiempo navideño. Quizá la infancia sea una eterna Navidad. Pero las sombras avanzan y enturbian, el reloj de arena no se detiene, y así pensamos que cualquier tiempo pasado fue mejor. Recuerdo aquella mesa en Nochebuena, en la casa de mi abuela, en ese barrio de pobres, y el alma se rompe en pedazos. Nunca volveré a vivir aquella Navidad. Ni ninguno de los que estábamos allí volveremos a ser niños; a poseer algún resquicio de br...