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Incendios en la noche (¿Dónde acabarán mis libros?)

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                      INCENDIOS EN LA NOCHE                                            Por Jorge Alonso Curiel   A veces, mientras escribo en la noche, me paro a descansar y miro los libros que llenan las paredes del despacho. Los miles de libros que, como testigos mudos y fieles, me acompañan en mis horas de escritura. Y en ocasiones me da por pensar qué pasará con ellos cuando yo ya no esté a este lado de la realidad, en esta orilla. Tal vez acaben vendiéndose al mejor postor -o por muy poca cantidad- a algún librero que después lo ofrezca a sus clientes, y mis libros acaben desperdigados, pasando a pertenecer cada uno a distintas bibliotecas particulares. O quizá sean arrojados -qué pesadilla- a los contenedores de basura sin mayor miramiento ni pudor. O puede que sean abandonados en los bancos de un parque para que los ociosos, después de un rápido escrutinio, se hagan con los que prefieran. O quién sabe si serán apilados en una explanada, en las afueras de la ciudad, por un ser i

La Literatura: Solo cosas buenas

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Te despiertas en mitad de la madrugada, contrariado porque necesitabas descansar, y porque sabes que te costará volver a dormir. Entonces coges el libro que tienes en la mesilla  y que tanto te está gustando. Lees una media hora, disfrutas durante ese tiempo, y el enfado va desapareciendo hasta dibujarse en tu rostro un gesto de satisfacción, de auténtica serenidad. Entonces sientes que el sueño se va acercando, que sus manos cálidas y acogedoras te van envolviendo lentamente, como un amante experto. En unos momentos, vuelves a dormir.  La literatura . Allá por donde la mires, solo cosas buenas.

IMPOSIBILIDAD DE CAMUFLAJE. Hasta que el Mundo se detenga

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                                           IMPOSIBILIDAD DE CAMUFLAJE          Hasta que el Mundo se  detenga                                                           Por   Jorge Alonso Curiel                                                                                                                           Nunca me han regalado una rosa en el Día del Libro . Y sí que me hubiera gustado que alguna vez lo hubieran hecho, o que este año lo hagan. ¿A quién no le agrada que le regalen una flor, y además en esta fecha tan señalada en el calendario como es San Jordi ? A los hombres también nos gusta que nos regalen flores; miente quien diga lo contrario. O si no miente, es que se trata de un hombre con muy poca sensibilidad. Una rosa, o cualquier otra flor que se regale, es un mensaje de respeto, cariño y admiración; de ponerte su corazón en tus manos; de decirte muchas cosas con ella y que no se atreven quizá a decírtelo de otra forma. Tal vez este 23 de abril tenga suerte y alguien