Grand Prix

Grand Prix Por Jorge Alonso Curiel “ El Grand Prix, muchacho , el Grand Prix... ”. Es lo que me dijo Teodoro a principios de junio , mi vecino del primero, un anciano pacífico, orondo, de cara redonda y ojos muy pequeños , con labios gruesos y de piel muy moren a, tanto como su pelo que permanece intacto , que vive solo desde la muerte de su mujer , y que no se quita la faria de la s comisuras de los labios ni aunque le obligue la Policía Municipal, la Guardia Civil o un médico en urgencias. “Te voy a regalar la cura de tus males”, me aseguró sentados en su terraza, donde se le puede ver durante todo el verano, acompañado de una jarra de vino con gaseosa, mirando la calle, mirando la vida, pasando su tiempo , “sin pensar en nada”, como él mismo dice , como un sabio lleno de templanza y s osiego . Como un sabio que me ha regalado el bálsamo idóneo para mi malestar todas las ocasiones que lo he visitado, porque es agradable...