Por Jorge Alonso Curiel Quisiera volver a aquellos sábados. Aquellos sábados por la mañana en los que el niño que fui se levantaba demasiado pronto, la casa en sosiego, oscuridad reinante, y encendía la televisión para ver los programas infantiles sentado en la alfombra. Somos la generación de la tele de los sábados por la mañana. Horas delante de ella, con el pijama puesto, legañas en los ojos, y esperando que mi madre apareciese para hacerme el desayuno. Quisiera volver, también, a aquellos viernes por la noche, en los que la familia se reunía para disfrutar, después de la cena, del Un, dos, tres , y el mundo era ausencia de desengaño, la familia un puerto acogedor. Somos la generación de la tele. Cuando la tele era nuestro paraíso; la vida un paraíso. Deseo de nuevo s altar de gozo al comenzar los dibujos animados, y que mi madre entre por la puerta, poco después, como si no hubiera pasado el tiempo, con su rostro lleno de luz y ternura, y me susurre: Qué pronto te has lev